Crítica de cine

'14 días, 12 noches': dos mujeres, dos culturas

Estrenos de la semana. Tráiler de '14 días, 12 noches'

Estrenos de la semana. Tráiler de '14 días, 12 noches'. /

Quim Casas

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De las imágenes gélidas de una moderna casa canadiense construida junto al mar, rodeada de nieve y bajo una luz brumosa, a las más luminosas, apacibles y vegetales de diversos lugares de Vietnam. Dos países, dos culturas. Una adolescente fallecida en accidente sirve de nexo entre los dos lugares. Su madre vietnamita fue obligada a donarla a un orfanato donde una pareja de bárbaros, como la resentida abuela de la pequeña llama a los occidentales, la adoptó. 

La muerte de la joven une, a través de un relato de conocimiento mutuo, a la madre adoptiva con la biológica. Lo hace durante los días que la primera pasa en Vietnam intentando superar el dolor por la pérdida a la vez que quiere explicar lo que pasó a segunda. No sabe cómo decírselo, y en esa duda se fragua la relación entre ambas.

El estilo del filme es algo ensimismado. Le cuesta arrancar y su fragmentación no cronológica, de modo que vemos a veces los efectos antes que las causas, no ayuda a que el tono dramático sedimente. O quizá sea esa la intención del director, enfriar las emociones y guardar una cierta distancia dramática.

Por ello, siendo en el fondo una gran tragedia, a ’14 días, 12 noches’ le falta algo más de intensidad. Demasiados silencios, demasiadas imágenes contemplativas. A medida que se avanza en la decisión, el filme mejora, sobre todo porque la figura de la madre vietnamita resulta interesante por sí misma.