Novedad editorial

Chantal Akerman: recuerdos de una mujer, que también hace películas

La fallecida cineasta belga de culto, faro de la Mostra Internacional de Films de Dones, escribió en 1998 una novela corta que ahora ha sido traducida al castellano

Chantal Akerman, en el festival de Venecia, en el 2011

Chantal Akerman, en el festival de Venecia, en el 2011 / AFP / GIUSEPPE CACACE

Quim Casas

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Este jueves se ha presentado en la Filmoteca de Catalunya el libro que escribió la cineasta belga Chantal Akerman en 1998, ‘Una familia en Bruselas’, traducido ahora al castellano. En la sesión se han proyectado dos de sus trabajos, el corto ‘Saute ma ville’, con el que debutó en 1968, y el autorretrato ‘Chantal Akerman par Chantal Akerman’ (1996).

El acto viene avalado por la Mostra Internacional de Films de Dones, un evento anual que siempre ha tenido a Akerman como figura de cabecera. Nos lo confirman Anna Solá y Marta Selva, responsables de la Mostra. “La hemos programado desde la primera edición y ha sido una figura fundamental por lo que planteaba de la reescritura cinematográfica. Era una de nuestras directoras de referencia”, comenta Selva.

Akerman se suicidó en París en 2015, a los 65 años. Rehusó siempre la etiqueta feminista. Prefería definirse como “una mujer, que también hace películas”. Estuvo a punto de venir varias veces a Barcelona para participar en la Mostra, aunque “no quería asistir a festivales de cine de mujeres o feministas, ya que tenía cierta prevención ante la posible asimilación de una manera de entender el feminismo”, recuerda Selva.

Para Solá, “ella era la cineasta con la que mejor podíamos explicar nuestra visión del cine de mujeres y la que facilitaba de forma más certera el debate con nuestros espectadores”. Solá añade que la Mostra ha querido ser siempre un espacio de intervención antes que un festival en el sentido clásico del término, y la obra de Akerman es ideal en este sentido.

La madre de la cineasta

'Una familia en Bruselas' es una narración corta, casi una película leída, llena de repeticiones y puntuaciones propias de sus películas. Para Solá, “el libro está muy relacionado con el cine en su trato de los espacios domésticos, sórdidos y acogedores a la vez”. Es un doloroso y vívido recuento de los sentimientos de una mujer, la madre de la propia cineasta, figura central en muchos de sus filmes. La directora y montadora Diana Toucedo completa la edición en castellano con un texto en el que se rinde a Akerman. “A nivel de mujer, hemos tenido pocos referentes de directoras en la historia del cine. Ahora el abanico es más amplio, pero antes no era tan elevado. Akerman es con quien más identificada me sentía”, nos comenta la cineasta.

 “Fue fascinante descubrir su multiplicidad de formatos, estilos, instalaciones. Trató todas las posibilidades del audiovisual. Su obra es desbordante, y tomó muchos riesgos en su exploración permanente”, explica Toucedo. Akerman, reconocida por cineastas como Isaki Lacuesta y José Luis Guerin, rodó muchas obras importantes, pero quizá la fundamental sea ‘Jeanne Dielman, 23, quai du commerce, 1080 Bruxelles’ (1975), una fascinante exploración de la rutina doméstica de una mujer. Selva sentencia: “Es el Potemkin del feminismo”.