Novedad editorial

'True crime', el arma que despierta el instinto de supervivencia

El catedrático de Criminología Vicente Garrido publica ‘True crime. La fascinación del mal’, donde analiza los motivos por los que nos atraen libros, series y películas inspirados en casos reales

El ensayo recorre más de 60 obras como 'A sangre fría', 'Seven', 'Chernobyl' o 'Spotlight' mostrando el 'boom' de estos productos culturales, que ayudan a identificar las situaciones de peligro

Morgan Freeman y Brad Pitt, en 'Seven'.

Morgan Freeman y Brad Pitt, en 'Seven'. / EL PERIÓDICO

Anna Abella

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Sentirse fascinado o atraído por un crimen o por un asesino, por el mal en definitiva, “no implica que uno sea un morboso o un tipo raro al que le guste la sangre”, insiste el catedrático de Criminología Vicente Garrido. “El mal nos fascina porque nos enfrenta a nuestro instinto de supervivencia. Como no solemos tener acceso a asesinos y crímenes ni vivimos en situaciones constantes de riesgo recurrimos a productos culturales que nos acercan a ellos, como el ‘true crime’ (ficciones o documentales sobre o inspirados en hechos reales), para aprender qué errores han cometido las víctimas, detectar quién te engaña o identificar peligros como, por ejemplo, de abuso sexual infantil a nuestro alrededor. Nos entrenan no solo a defendernos sino también a analizar de forma crítica nuestra sociedad y detectar malas praxis en instituciones que se corrompen”, razona este apasionado psicólogo y criminólogo valenciano, autor de las 650 páginas de ‘True crime. La fascinación del mal’ (Ariel). 

De Capote a 'Seven'

Se trata de un ensayo que repasa más de 60 libros, películas, series y ‘podcasts’ que “nos ofrecen el ‘efecto montaña rusa’, disfrutas con ello porque sabes que no te vas a morir y que no estás en peligro real”. Desde el referencial trabajo de Truman Capote, ‘A sangre fría’ (1965), hablando con dos condenados a muerte por la masacre de una familia, hasta el ‘boom’ de productos que hoy nutren plataformas como HBO y Netflix, pasando por obras de escritores y periodistas de investigación. “Mucha gente no sabe que Nabokov se inspiró en un caso real para ‘Lolita’, como hicieron Capote, Harper Lee en ‘Matar a un ruiseñor’, Stevenson, Borges o Norman Mailer”, señala. 

El criminólogo Vicente Garrido, este enero en BCNegra, en Barcelona.

El criminólogo Vicente Garrido, este enero en BCNegra, en Barcelona. / XAVIER GONZÁLEZ

Garrido, que ha asesorado a la ONU y a la policía, desgrana las claves del ‘boom’ del ‘true crime’. “Las plataformas necesitan llenar muchas horas de contenidos en ‘streaming’ e invierten mucho dinero. Y piensan, ¿qué le gusta a la gente? El crimen. Obras cumbre de la civilización occidental, desde Homero a Shakespeare, están llenas de psicópatas y asesinos. George Orwell decía que disfrutaba poniéndose cómodo en casa para leer un buen relato criminal. Por eso hay realizadores muy buenos haciendo ‘true crime’. Si antes era algo puntual, como Sidney Lumet con ‘Serpico’ (1973), y podía predominar lo sensacionalista, ahora tienes a directores con un nivel muy alto, como David Fincher, que después de ‘Seven’ (1995 y ‘Zodiac’ (2007) lleva la serie ‘Mindhunter’, o Liz Garbus con ‘Chicas perdidas’”.

Otro motivo del éxito lo achaca a que “si antes el ‘true crime’ se asociaba al crimen de sangre, de asesinos o violadores en serie, ahora el abanico llega a cualquier manifestación criminal, y por tanto interesa a más gente”, explica, citandoChernobyl’, “un análisis demoledor del régimen soviético a la par que película de terror”; temas como la pederastia, denunciada en películas comoSpotlighto series como ‘The Keepers’; las prácticas políticas o judiciales que pueden propiciar crímenes, en ‘Proyecto inocencia’ (que rastrea condenas injustas en EEUU) oMuerte en León(sobre el asesinato de la política Isabel Carrasco)”; o las sectas: “parecía que Charles Manson tenía la exclusividad en ese tema pero que hoy series o docuseries como Waco’, ‘La masacre de Jonestown’ o ‘El Palmar de Troya’ nos ayudan a entender cómo alguien decide dejar de pensar por sí mismo y abandonarse a la voluntad de unos líderes como esos”.

"La mayoría de homicidios no los cometen asesinos en serie sino personas normales por razones muy banales"

 “No hace falta ser un supervillano ni un psicópata para cometer el mal absoluto, solo hace falta alguien que cumpla unas órdenes o se deje llevar. Lo vimos con el nazismo. De hecho Hannah Arendt y su ‘Eichmann en Jerusalén’, donde cubría el juicio del dirigente nazi. Aquel libro donde creó el concepto de la banalidad del mal era de hecho un ‘true crime’. La mayoría de homicidios no los cometen asesinos en serie sino personas normales por razones muy banales”, alerta el psicólogo. 

"No hay que olvidar que los psicópatas como el que enseña la serie documentalLas cintas de Ted Bundy existen. Pero la mayoría de psicópatas están integrados en la sociedad –asegura-. Los hay como el celador de Olot (que mató a 11 ancianos) pero también los que están dentro del poder, en instituciones o en el estado, y que con sus decisiones o su corrupción son capaces de arruinar a cientos de miles de personas. Un político con autoridad y capacidad ejecutiva puede hacer mucho daño”. Para el psicólogo, el ejemplo más claro es Trump: “como afirman prestigiosos psiquiatras que han analizado lo que ha dicho y hecho, es un narcisista maligno y un psicópata. Tenemos el deber moral de avisar a la población y denunciar que tiene un gravísimo trastorno de personalidad”.

Los psicópatas no le dan miedo. “Me da más miedo la gente normal y corriente con pasados violentos que puede perder los nervios en cualquier momento y ser impredecible, por celos, porque cree que le has faltado al respeto, por lo que sea…”. Porque, añade, “el mal forma parte de la historia de nuestra civilización”. “Todos los imperios han masacrado a los pueblos que han conquistado. El exterminio, la destrucción y la violencia forman parte de nuestro patrimonio, lo hemos utilizado para evolucionar como especie desde que acabamos con los neandertales. Un psicólogo evolucionista hizo una encuesta anónima y entre el 50 y el 70% de personas había pensado alguna vez en asesinar a alguien”.  

"Trump es un narcisista maligno y un psicópata, afirman psiquiatras y psicólogos. Tiene un gravísimo trastorno de personalidad”.

Garrido, autor de libros como 'Cara a cara con el psicópata', sabe de qué habla. Durante su carrera ha tratado con varios asesinos. “Hay unas reglas fundamentales cuando hablas con ellos: mantener siempre un tono no enjuiciador, respetuoso, que no de admiración, pero pensando que son inteligentes y dejando tus emociones al margen. Estás ahí para averiguar la verdad y debes darte cuenta de cuándo intentan tener el control e intentan adularte, te mienten”. 

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