González Franco: el abogado poeta

En los estrados de los tribunales José Ángel González Franco (Barcelona, 1971) trabaja con la palabra. Es un prestigioso abogado penalista experto en delitos económicos. Hace unos seis años hizo su primera incursión en el mundo de la poesía con la publicación de su primer libro: “Aritmética del desgaste” (Esto No es Berlin, 2014), que contó con la colaboración de Pere Gimferrer. Ahora repite experiencia con “Y Nadie”, publicado por la misma editorial y cuyo prólogo, por segunda vez, es obra del reputado poeta catalán.

“Yo estoy con la palabra para arriba y para abajo todo el día. Tanto cuando me gano la vida como abogado, como cuando escribo poemas. Es verdad que en el caso de los escritos jurídicos el lenguaje sufre un proceso obligado de banalización respecto al leguaje poético, pero es lenguaje al fin y al cabo. Mi profesión es muy enriquecedora porque me mantiene en conflicto permanente: el de lo lícito y lo delictivo, uno de los conflictos de siempre: el del bien y el mal”, explica González Franco. Ese uso fluido del lenguaje lo ha materializado en sus dos libros de "poesía existencial" escritos en verso libre. “El titulo enigmático –aunque en a literatura, como en el cine, lo enigmático impide que una obra envejezca—parece un conato elíptico de sintagmas”, escribe Gimferrer en el prólogo de “Y nadie”.

Charla poética en el AVE

González Franco conoció a Gimferrer hace unos años en el AVE a Madrid. El ilustre poeta catalán iba sentado detrás de él. Para hacer más ameno el viaje, el jurista leía poemas de Pedro Salinas. A Gimferrer no le pasó desapercibido. “El mejor poema del libro es el que está en la página…”, le aconsejó. A partir de ahí, entablaron una conversación sobre poesía que acabó con un cruce de teléfonos y tarjetas. Al cabo de unos meses González Franco escribió su primer poemario y Gimferrer le animó a publicarlo. El arrebato por escribir y su pasión por la poesía le había surgido al letrado años antes a raíz de “experiencias vitales fuertes”, confiesa. De su pluma han nacido los dos libros de poesía y en cartera tiene su primera novela titulada “Si pudiera ver las luces”, que estará en las librerías este año. 

“La narrativa tiene un destinatario más concreto y en la poesía es más difuso. El poeta no piensa tanto en el lector, más bien hace un ejercicio de vehicular por escrito las ideas que afloran en su conciencia. El poeta se sumerge en una estructura más profunda regido por un impulso interior. Al final se fragua una metamorfosis en el que escribe y aflora una revelación. Yo no estoy en lo que escribo, e intento dejar todo el espacio a la poesía”, sostiene el abogado.