Cultura en cuarentena
Gràcia se resiste a perder los Cinemes Texas
Una plataforma vecinal intenta salvar las históricas salas de la calle Bailèn
Ignasi Fortuny
Periodista. Principalmente, escribo sobre música.
Barcelona
Era octubre cuando el cine Texas de Gràcia se fundía a negro macabra. Este año no hubo rastro del marrón otoñal, estación en la que, en cualquiera de sus tardes de domingo, las salas compartían cola con el puesto de castañas situado justo en frente en la calle Bailèn. Con las persianas bajadas desde marzo por la pandemia, la crisis derivada del covid acabó de rematar a los Texas. La muerte le pisaba los talones. No por falta de éxito, pues el modelo de programar reestrenos a precios populares (3 euros) había encontrado su filón. Los proyectos fallidos de Ventura Pons, quien reimpulsó las míticas salas en 2014, y quiso replicar su éxito (sin suerte) en Figueres y València -donde fracasó y cerró en 2019-, han acarreado unos problemas económicos que han arrastrado a la sala de Gràcia. De hecho, cuatro de sus cinco empleados han llevado al cineasta y empresario a los tribunales por impagos desde septiembre de 2019.
Pero la del Texas es una historia en suspense. Su desenlace no está escrito gracias a la movilización vecinal. Una más en un barrio que lucha constantemente por mantener su identidad. La plataforma Salvem els Texas nació con el ánimo de lograr un último giro de guión o, al menos, de que el final se parezca al deseado por los vecinos. Un movimiento al que han dado apoyo comerciantes y entidades como no podía ser de otra forma dada la importancia también del Texas en el tejido comercial del barrio. Una perdida que va más allá de la cultural.
Con Ventura Pons renunciando a continuar, el escenario parece que se abre claramente hacia la entrada de un nuevo gestor privado. La plataforma anunció que sigue estudiando la vía cooperativa después de que el ayuntamiento, según cuentan, haya renunciado a la municipalización. Salvem els Texas explica que la propiedad del local que alberga las cuatro salas ha recibido "varias ofertas" para que en el 205 de la calle Bailèn siga habiendo un cine, pero también de "otros negocios". Una posibilidad que los vecinos temen que la propiedad acaba aceptando por el desgaste. Dicen, sin embargo, que les consta que a priori "querrían continuar" albergando en su local un proyecto como el que ahora lo ha ocupado. En el mismo enclave que el renacido Texas, hubo durante 17 años el cartel de Lauren Gràcia, y, antes, el Texas original, histórico. Hoy no hay vida en el espacio en el que se soñaban muchas distintas. En la esquina del edificio, con la calle Igualada, aguanta un cartel de nadie-sabe-cuándo que dice "recién pintado". Esa esquina, más que a pintura ha olido siempre a palomitas: los historiadores cuentan un siglo de proyecciones. Ahora, persianas bajadas y carteles de Salvem els Texas ocupando la fachada, allí donde se deberían ver los pósters de los filmes reestrenados o anuncios de lo que vendrá. Gràcia luchará hasta el final de los títulos de crédito para no perder a los Texas.
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