BCNegra

Llort o cuando decapitar a Trump es posible

El escritor barcelonés es uno de los protagonistas del festival BCNegra, durante el cual recibirá el I Premio Paco Camarasa, en homenaje al fallecido librero, por 'Herencias colaterales'

El periodista cultural presenta su última novela, 'Temps mort', escrita en 2019, donde imagina un mundo en el que una especie de pandemia fulmina a todo ser humano excepto a uno

Lluís Llort, en una calle del Poble Sec, en Barcelona, este miércoles.

Lluís Llort, en una calle del Poble Sec, en Barcelona, este miércoles. / JORDI COTRINA

Anna Abella

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Escrita en septiembre de 2019 y publicada este otoño, ‘Temps mort’ (Alrevés) tiene inquietantes elementos premonitorios. De repente una especie de pandemia provocada por un extraño objeto convierte en muñecos inertes a todo ser viviente, excepto al mediocre protagonista, Robert, en una imagen que evoca la de Charlton Heston en ‘El hombre Omega’, basada en la novela de Richard Matheson ‘Soy leyenda’. “Siempre me atrajo esa visión de estar solo en el mundo, de poder hacer lo que quisiera, y como autor, me gusta crear personajes para jugar con ellos a sentirme un poco Dios. A través de Robert vehiculé al deseo imaginario de poder hacer una ‘vendetta’ contra jueces, políticos, reyes… todos esos que nos gobiernan, porque no tengo ninguna confianza en la humanidad. Somos una panda de tarados. No es ningún ‘spoiler’ decir que mi personaje se siente un elegido para salvar el mundo y ve la posibilidad de decapitar a Trump, aunque nunca pensé que Robert podía parecerse al psicópata de los cuernos que vimos en el asalto al Capitolio”, sonríe Lluís Llort (1966), que este domingo recibirá en el marco de BCNegra el I Premio Paco Camarasa, en homenaje al fallecido librero y comisario fundacional de la cita literaria, concedido por nueve festivales de género negro de toda España.

"Todos tenemos un nazi dentro. Todos tenemos un precio"

Conocido por sus lectores como Llort, este también periodista cultural barcelonés, autor de 13 novelas, dos de ellas juveniles, ganó el galardón por ‘Herencias colaterales’ (Alrevés 2019), primera en castellano, que para abrirse a nuevos lectores él mismo acabó traduciendo del original en catalán que editó La Magrana en 2014. “Dedico el premio a Camarasa. En 2015, en el fin de fiesta de aquella BCNegra, él me llevó hasta la editora de entonces de RBA y le dijo que tenía que traducirla al castellano porque le había gustado mucho”, recuerda el escritor, que participa además, con un cuento sobre “la culpa y la venganza”, en ‘Delinqüents’, el volumen colectivo de relatos con el que Llibres del Delicte celebra este enero sus 50 títulos de novela negra en catalán. 

En 'Herencias colaterales', una abuela firma un acuerdo con un abogado donde el magnífico piso que tiene ella en Barcelona será suyo a cambio de una pensión vitalicia, algo que desata codiciosos impulsos criminales. Unos instintos y pulsiones que también surgen en ‘Temps mort’. “Todos tenemos un nazi dentro -opina Llort-. Todos tenemos un precio. Puedes decir ‘yo no soy capaz de matar’, pero ¿Y si te dicen que si no lo haces matarán a tu hijo? Mis personajes son gente normal que acaban sacando su maldad de una forma u otra. Yo no me he peleado nunca pero soy un violento reprimido. Canalizo la rabia agresiva que me provocan tantas injusticias en el mundo con las novelas. No es tan fácil matar si no es en caliente o en defensa propia”.

"No creo en la humanidad, no tenemos solución, el mundo da asco y nos vamos a la mierda"

“Matar a Trump no serviría para arreglar el mundo -asume-. Tiene casi 80 millones de votantes. Hay una masa social que desprestigia a la democracia, como los que votan a Vox. Nunca conseguiremos repartir la riqueza. No creo en la humanidad, no tenemos solución, el mundo da asco y nos vamos a la mierda. Lo estamos demostrando también con el cambio climático. O viendo las violaciones en grupo o los casos de abusos a niños, como en los maristas”. Admite Llort “un discurso nihilista”, aunque en sus novelas no falta el humor. “Siempre reivindico el sentido lúdico de la literatura”, apunta. 

También es ‘marca Llort’ el cruzar la fronteras de los géneros. En ‘Temps mort’, por ejemplo, el negro marida con el terror psicológico y la ciencia ficción hasta un amanecer de apocalipsis 'gore'. El personaje de Robert es un tipo normal, más bien mediocre, abandonado por su novia y sin trabajo, que un día hereda una mansión en Nueva Orleans de alguien que ni siquiera sabía que existía. “Es un capullo. Hay quien empatiza con él y a otros los hace sentir incómodos, sobre todo cuando surge el tema de las violaciones”, algo que al autor le revuelve las tripas. “Quiero que cada uno se pregunte qué haría si estuviera solo en el mundo. Las primeras 24 horas, quizá entrar en la mejor tienda de ropa, coger el mejor coche…, pero ¿y después?”. ¿Qué haría Llort? “No pensaría, como él, que tengo una misión que cumplir. Soy bastante cobarde, no sé estar solo y creo que me volvería loco. Solo pensaría en despertar de esa pesadilla”. 

Lluís Llort, en una calle del Poble Sec, en Barcelona, este miércoles. 

Lluís Llort, en una calle del Poble Sec, en Barcelona, este miércoles.  / JORDI COTRINA

También conjura sus miedos cuando Robert inspecciona su heredada y fantasmal mansión. “Son referentes que todos tenemos. Me pongo en su piel. No creo en fantasmas de forma racional hasta que tienes que bajar a un sótano abandonado. No temo a un psicópata asesino pero cuando escribes de noche con una lamparita iluminando solo el teclado se te pone la piel de gallina al ver que se mueve la cortina”. “O cuando durante el primer confinamiento de la pandemia salías al balcón y solo escuchabas el silencio -evoca-. Es inquietante”. También sus premonitorias novelas.

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