Revisionismo cultural

Disney, entre la sensibilidad, el buenismo y la hipocresía

Los creadores y expertos consultados por este diario se muestran en desacuerdo con las restricciones a cualquier obra artística

Consideran que los niños deberían ver las películas que Disney ha apartado del catálogo infantil porque "en el fondo ejercen una labor educativa"

Un fotograma de 'Peter Pan'

Un fotograma de 'Peter Pan'

Beatriz Martínez

Beatriz Martínez

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“Dejen en paz a los clásicos, quiten sus sucias manos de ellos”, dice Alberto Vázquez, director de animación ganador del Goya por ‘Psiconautas, los niños olvidados’ cuando se entera de la polémica decisión de Disney + de retirar de su catálogo infantil las películas ‘Dumbo’, ‘Peter Pan’ y ‘Los Aristogatos’ por incluir estereotipos racistas

La plataforma ya había añadido advertencias en todas aquellas películas en las que se podía rastrear algún comportamiento nocivo o algún rasgo inadecuado. En realidad, casi ningún clásico de Disney se salva de ser cuestionado. En ‘Pinocho’ los niños fuman y beben y en ‘Blancanieves’ un enanito dice que las mujeres solo traen problemas. 

Pero en el caso de ‘Dumbo’, ‘Peter Pan’ y ‘Los Aristogatos’ las razones se encuentran vinculadas a cuestiones de discriminación o burla racial, precisamente en un año en el que se ha revitalizado el movimiento Black Lives Matters y las comunidades históricamente oprimidas comienzan a ejercer presión para que las cosas cambien. 

Grupos de presión en EEUU

“Estamos hablando de sectores que han vivido sometidos y ahora tienen voz para poder decir: esto no nos gusta. Si alguien ha sufrido y ha heredado una historia de esclavitud y vejación, está en su derecho a decir que no le gusta, y eso es un avance social, no lo contrario”, comenta Jordi Costa, jefe de Exposiciones del CCCB y uno de los más influyentes críticos de cine y analistas culturales. “En el contexto norteamericano, determinadas sensibilidades funcionan como grupos de presión y muchos profesores no pueden tocar ciertos temas para que sus alumnos no se sientan ofendidos. A Spike Lee le pasaba cuando en la escuela de cine le ponían ‘El nacimiento de una nación’, algo que se encargó de denunciar en su película ‘Infiltrado en el KKKlan’. Lo que ocurre es que, en tiempos de globalización, determinados aspectos que tienen que ver con el funcionamiento de la sociedad norteamericana son utilizados como formas de control de pensamiento a través de la corrección política”. 

Luis Bagué Quílez es profesor de Literatura en la Universidad de Murcia, poeta (ha ganado el premio Hiperión y el de la Crítica por ‘Clima Mediterráneo’) y padre de un niño de tres años. Cree que el arte, los libros y el cine sirven para crear un debate y que si se ocultan se crea el efecto contrario. “Estoy en contra de cualquier tipo de censura o de restricción que afecte a cualquier otra artística. Cada ella responde a una sensibilidad que tiene que ver con su tiempo. Nos puede parecer reprobable desde nuestra perspectiva, pero están dentro de una cosmovisión que no es la nuestra. Si partiéramos de esa premisa nos tendríamos que cargar toda la historia de la literatura. Cómo podemos enseñar ‘El Cid’ que promueve la reconquista del mundo árabe, cómo enseñar ‘El Quijote’ en el que hay un personaje, Cide Hamete Benengeli definido por Cervantes como un mentiroso por ser moro”. 

Tratar a los niños como idiotas

Alberto Vázquez cree que hay mucho ‘buenismo’ e hipocresía en toda esta maniobra de Disney. “Estamos tratando a los niños como idiotas. Mi generación se ha criado viendo esas películas y no somos más machistas o racistas por eso. Es más, debería ser al revés, tendrían que verlas porque en el fondo ejercen una labor educativa y pueden generar charlas con los padres para hablar de esos estereotipos nocivos”. 

En ese sentido, Cristóbal Garrido, guionista de ‘Promoción fantasma’, ‘Fariña’ o ‘Lo dejo cuando quiera’, piensa que la parte buena del asunto es que se les da la oportunidad a los padres (tiene dos niñas) de explicar por qué esas películas están fuera de su alcance para poder contextualizar determinadas escenas y personajes. “Los niños seguirán sin ser racistas por ver ‘Dumbo’, pero al menos habrán aprendido un poco de historia. ¿Quién pondría hoy el nombre de una ley racista a un personaje infantil? ¿Quiere eso decir que hay que destruir esas películas? Ni de coña”. 

“Más que una cuestión de sensibilidad, creo que, en este caso, se trata de una cuestión corporativa. Se están curando en salud por si hay una posible campaña de desprestigio contra la empresa”, apunta Jordi Costa. “También creo que dentro de los puritanismos que nos rodean, está el puritanismo cinéfilo que es igual de rancio que todos los demás. Estamos en un momento de rasgarse las vestiduras en todos los frentes y en el contexto español, la cultura de la cancelación y aquellos que hacen manifiestos contra ella, me parecen ridículos”. 

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