Cine y política

Zombis paletos en el Capitolio

El grotesco asalto del miércoles tiene más en común con algunos hitos de la comedia idiota que con los aparatosos 'thrillers' de acción de Emmerich y Fuqua

fotograma de la pelicula ASALTO AL PODER

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Rafael Tapounet

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Uno tiene la convicción de que todas las cosas importantes que ocurren en Estados Unidos ya habían pasado antes en las películas hasta que le llega el encargo de escribir un artículo sobre los precedentes cinematográficos del asalto al Capitolio del miércoles 6 de enero, día de la Epifanía (la palabra 'epifanía' deriva de un vocablo griego que significa 'manifestación', pero no vamos en entrar ahora en ese jardín). Y ahí empiezan las dudas, porque si bien la indudable trascendencia política del suceso y sus graves repercusiones le empujan a uno a buscar referentes en el fértil subgénero de los 'blockbusters' sobre amenazas a la estabilidad norteamericana y la paz mundial, algunas de las imágenes de los disturbios resultan tan grotescas que crece la tentación de pensar que todo el asunto tiene más en común con una comedia especialmente zafia que con un musculoso 'thriller' de acción.

Lo de atacar el Capitolio ya lo habíamos visto en la pantalla, sí, pero llevado a cabo de una manera bastante más, digamos, profesional. En 'Asalto al poder' ('White House Down'), película dirigida por el testosterónico Roland Emmerich en 2013, un mercenario al servicio del exjefe del servicio secreto presidencial (personaje interpretado por James Woods, conspicuo partidario de Donald Trump) se disfraza de conserje y hace estallar una bomba en la Rotonda que constituye el corazón físico y simbólico de la sede del poder legislativo federal. La explosión mata a decenas de personas y destruye la icónica cúpula del Capitolio. Emmerich, por cierto, tenía una experiencia bien acreditada en hacer saltar por los aires edificios emblemáticos de Washington DC; recuérdese que el hombre ya había destruido la Casa Blanca en 'Independence Day' (1996) y en 'El día de mañana' (2004).

A la postre (ojo, que va 'spoiler'), todo resulta ser una conspiración urdida por el presidente de la Cámara de Representantes, que ha montado el sacramental para detener la firma de un tratado de paz con un país de Oriente Medio, pero la superheroica intervención del policía John Cale (Channing Tatum) desbarata los planes del villano y conduce la película hacia un final feliz en el que suena el 'Street Fighting Man' de los Rolling Stones. Doblemente feliz, pues.

Mike Banning contra el mundo

Algo debía de haber en el ambiente en Washington DC en 2013, porque ese mismo año se estrenó también 'Objetivo: la Casa Blanca' ('Olympus Has Fallen'), de Antoine Fuqua, en la que un comando terrorista norcoreano ejecuta un sofisticadísimo ataque a la residencia de la Avenida Pensilvania con el feo propósito de obligar al presidente a detonar todos los misiles nucleares diseminados por el país en sus respectivos silos, lo que causaría una devastación inconcebible. El encargado de evitarlo y salvar el día es el agente del servicio secreto Mike Banning, un veterano exsoldado de operaciones especiales con recursos ilimitados al que presta su rostro el actor escocés Gerard Butler.

El éxito en taquilla de la película propició el nacimiento de una franquicia cinematográfica basada en los desvelos del pobre Mike Banning para mantener con vida al presidente de EEUU y, de paso, salvaguardar el orden mundial. Hasta ahora lo ha hecho con éxito relativo en 'Objetivo: Londres' ('London Has Fallen', 2016), de Babak Najafi, en la que un traficante de armas paquistaní hace volar la abadía de Westminster y el Big Ben y liquida a los jefes de gobierno del Reino Unido, Canadá, Japón, Francia, Italia y Alemania, por este orden, y en 'Objetivo: Washington DC' ('Angel Has Fallen', 2019), de Ric Roman Waugh, donde el vicepresidente del país se alía con el líder de una milicia privada para intentar hacerse con el poder. Ya se ha anunciado que en breve habrá nuevas calamidades.

Un hombre del presidente

El asalto al Capitolio del miércoles convirtió a Gerard Butler en 'trending topic' en Twitter por unas horas, pero, la verdad, no parece que Banning fuera la mejor opción para arreglar la situación; en primer lugar, por su probadísima lealtad al presidente, y, en segundo, porque su especialidad es enfrentarse a peligrosos terroristas internacionales, no a una horda de estrafalarios supremacistas armados con espray antiosos y con aspecto de haberse escapado de la radiactiva película 'Zombies paletos' ('Redneck Zombies', 1987).

De hecho, si hay un agente del orden a la altura del desafío planteado por los manifestantes trumpistas ese es el indescriptible teniente Frank Drebin de 'Agárralo como puedas' ('The Naked Gun', 1988), una de las cimas indiscutibles de la comedia absurda, cuyo director, David Zucker, había formado parte del trío responsable de 'Top Secret!' (1984), esa película en la que unos idiotas se disfrazan de vaca para infiltrarse en un lugar custodiado por vigilantes armados (igual que el otro día en el Capitolio, vaya).

En la segunda parte de la serie, 'Agárralo como puedas 2 y 1/2' (1991), Frank Drebin (Leslie Nielsen) se halla en la capital federal cuando unos jerifaltes de la industria energética ponen en marcha un complot para evitar que el presidente apruebe un decreto que beneficiará al sector de las energías renovables. En un momento de sus alocadas pesquisas, Drebin pierde el control del tanque que está conduciendo (mejor no pregunten) y se estrella contra un muro del zoológico de Washington, permitiendo que los animales se escapen. Cuando se entera del hecho, la comisaria Brumford llama al teniente a su despacho y le pregunta: “¿Se da cuenta de que por su culpa la ciudad ha sido invadida por los babuinos?”. A lo que Drebin responde: “Bueno, yo diría que eso es culpa de los votantes, ¿no?”.

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