Obituario

Muere Amadeu Casas, fino estilista del blues catalán

El guitarrista fallece a los 66 años, dejando una docena de álbumes a su nombre y sustanciosas colaboraciones con artistas como Pi de la Serra, Big Mama o Dani Nel·lo

El músico Amadeu Casas, fotografiado en Barcelona en el 2015

El músico Amadeu Casas, fotografiado en Barcelona en el 2015 / Ricard Cugat

Jordi Bianciotto

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El blues tenía en él a uno de sus más leales exponentes en la escena catalana, tanto en su registro eléctrico como en el acústico, que cultivaba con esmero al margen del vaivén de las modas. Amadeu Casas, un guitarrista (y cantante) enamorado de todas las formas del género afroamericano, cómplice de aventuras con Big Mama, Dani Nel·lo o Txell Sust, escudero de Quico Pi de Serra en su etapa moderna, falleció este sábado por la mañana, a los 66 años, de causa desconocida, dejando una obra desplegada en una treintena de referencias discográficas.

Su fascinación por el blues se remonta a los 13 años, cuando descubrió a los divulgadores blancos, de la escuela británica, de John Mayall a Cream, pasando por los Stones, y fue reparando en los créditos de los álbumes cuando fue a indagar en las raíces del género y dio así con John Lee Hooker, Lightning Hopkins y Big Bill Broonzy, y de ahí a los tres ‘kings’ (B. B., Albert y Freddie). Sus primeros registros discográficos se sitúan a finales de los años 80, a bordo de la Harmònica Zúmel Blues Band, formación encabezada por Vicente Zúmel, en la que formó filas con Big Mama y August Tharrats. Con Montse Pratdesaba sumó luego fuerzas en Blues Reunion, los Blues Messengers y estableciendo un trío con Víctor Uris. De ahí, a las alianzas con Loti Lewis y el tándem Txell Sust-August Tharrats, y al grupo Tandoori Lenoir, impulsado por Dani Nel·lo y enfocado al swing.

Cancionero propio

El saxofonista ex-Rebeldes, así como Tharrats, Hook Herrera y Pep Pascual, entre otros, le arroparon en su debut en solitario, ‘Blues a go-go’ (1997), punta de lanza de una obra en la que quiso alternar la adaptación de piezas ajenas del catálogo bluesístico con composiciones propias e incursiones en territorios poéticos. Ahí cabe destacar ‘Estrictament personal’ (2002) y ‘Matèria orgànica’ (2012), álbumes de músicas suyas y textos firmados por su pareja, Josefina Llargués, en los que se desarrolló como cancionista yendo más allá del tronco central del blues.

En las últimas estaciones de su carrera mostró inquietud empalmando proyectos cambiantes: exploración de la poesía de Carles Fages de Climent (1902-68) en el disco ‘Lo gaiter de la muga’ (2013), el tándem desnudo con Myriam Swanson en ‘Early blues moods’ (2015) y el homenaje a B. B. King en ‘The king is gone’ (2016). Obras concebidas para sellar sus presentaciones en el escenario. “Mi filosofía es que, ya que haces algo, deja constancia de ello”, explicaba hace cinco años a este diario.

As del dobro

En paralelo, además de tomar parte en discos de artistas como Roger Mas, El Sobrino del Diablo, Anton Abad y Ara Va de Bo, se asentó como figura de confianza de Quico Pi de la Serra, fértil entente plasmada en los álbumes ‘Tot’ (2007), ‘Quicolabora’ (2011) y ‘Dues tasses’ (2015), y en multitud de conciertos, como el que ofrecieron (con Joan Pau Cumellas a la armónica) el pasado enero en las Cotxeres de Sants, dentro del festival Barnasants.

Se reconocieron a Amadeu Casas, como guitarrista (y también a cargo del dobro, instrumento del que era un virtuoso), sus aptitudes tanto en el blues de raíz rural como el urbano y eléctrico, con estilismo y sentimiento, así como su capacidad para alternar su desarrollo como autor con la divulgación del blues. En este campo, era capaz de bromear con los límites derivados, quizá, de su denominación de origen, como cuando, a propósito de su homenaje a B. B. King, señaló a este diario: “me gustaría que, si él estuviese entre el público, pensara: ‘mira, para ser unos chavales blancos de Barcelona, no lo hacen mal’”.

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