Crónica

La sapiencia de Pires y la entusiasta OCM

 La gran pianista portuguesa regresó al Palau con un concierto de Mozart 

La pianista Maria João Pires en el escenario del Palau de la Música

La pianista Maria João Pires en el escenario del Palau de la Música / Martí E. Berenguer

Pablo Meléndez-Haddad

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La aplaudida pianista Maria João Pires regresó al escenario del Palau esta vez en la cada vez más consolidada temporada de la Simfònica Camera Musicae (OCM) que lidera Tomàs Grau, su director artístico y musical. El conjunto tarraconense está celebrando 15 años de trayectoria y contar con esta estrella portuguesa del teclado, maestra en repertorios como el chopiniano o el mozartiano, ha sido todo un acontecimiento, ya que la velada acabó en un exitazo. Hacía muchos años que Pires no actuaba junto a una orquesta en el Palau y la artista se entregó por entero a sus acompañantes –jóvenes en su práctica totalidad–, en un regreso al auditorio modernista que quedará para el recuerdo. La gran pianista, como es habitual, demostró tener la obra a su cargo íntimamente interiorizada; en efecto, la había ofrecida el lunes en el Auditori Enric Granados de Lleida en el ciclo de la OCM en esa ciudad en una sabia combinación del espíritu joven y entusiasta de la orquesta junto a su sabia pasión

En el programa, dos conocidas obras de Mozart, el ‘Concierto para piano y orquesta Nº 20, KV 466’ y la ‘Sinfonía Nº 41, KV 550, Júpiter’. Pires demostró una vez más su delicadeza en la digitación, su fuerza interpretativa, su carácter, su delicioso y contrastado fraseo y ese sonido redondo y aterciopelado que consigue utilizando el pedal con sapiencia. Lo hizo frente a un ‘tutti’ nada tímido, aportando alegrías como esa ‘cadenza’ increíble con la que remató el 'Allegro' inicial, que se sucedió en una especial comunión con una orquesta bien preparada y que supo seguirla siendo también protagonista. La 'Romanza', el segundo movimiento, fue pura poesía, con las melodías siempre subrayadas. El más dramático de los conciertos para piano de Mozart concluyó con un 'Allegro assai' brillantemente engarzado en un cómodo diálogo con la orquesta y con una impecable ‘cadenza’. 

Como excelsa propina conjunta, se ofreció el también muy difundido 'Andante' del 'Concierto para piano Nº 21, K. 467', cuyo tema principal ha sido utilizado en cine y publicidad; la versión fue memorable, siendo ovacionados tanto la Pires como los entusiastas músicos. 

El óptimo ambiente creado en la primera parte por la vitalidad del Mozart de la OCM, limpio y energético, lírico y medido, se confirmó en una lectura de la 'Jupiter' de gran impacto. El gesto particular de Grau encuentra en sus músicos unos aliados perfectos, siempre en la búsqueda de un sonido brillante, con buenas intervenciones solistas y una acción de conjunto encomiable. 

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