Crítica de cine

'Soul': el sentido de todo esto

El nuevo trabajo de Pete Docter funciona como el equivalente cinematográfico de una crisis existencial

Estrenos de la semana: 'Soul'

Tráiler de 'Soul'. /

Nando Salvà

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Las películas de Pete Docter se cuentan entre las más ambiciosas, maduras y complejas del catálogo de Pixar; entre ellas se incluyen 'Up' (2009), dotada de esa devastadora secuencia inicial que resume en cinco minutos la historia entera de un matrimonio, y 'Del revés' (2015), que defiende con pasión la importancia de la tristeza en nuestras vidas. Pero, incluso de acuerdo a esos estándares, su nuevo trabajo resulta excepcional. Ni más ni menos, funciona como el equivalente cinematográfico de una crisis existencial.

Mientras contempla a un pianista de jazz que, tras sufrir un accidente mortal, recala en un limbo fantástico donde se determinará el destino de su alma, 'Soul' incluye hilarante 'slapstick' y secuencias de acción impecablemente orquestadas para satisfacer a sus espectadores más jóvenes, pero se muestra más interesada en plantear afiladas reflexiones sobre lo que significa llevar una vida de la que poder sentir orgullo, la importancia de prestar atención a los pequeños placeres cotidianos que a menudo damos por sobreentendidos y lo difícil que resulta tener una razón para levantarse de la cama cada mañana. Y mientras lo hace resulta absolutamente deslumbrante a nivel visual, ya sea retratando la ciudad de Nueva York a través de sus salas de conciertos, sus barberías de barrio y sus vagones de metro como imaginando un territorio extradimensional atravesado por una cinta transportadora cósmica -homenaje inconfundible a 'A vida o muerte' (1946)-, burócratas de perfil picassiano y psicodélicos cazadores de almas perdidas.

Es cierto que, en general, 'Soul' da la sensación de querer demasiadas cosas a la vez: una melancólica oda a los sueños no cumplidos, pero también una estrafalaria comedia metafísica, y un alocado enredo sobre un hombre atrapado en un cuerpo que no es el suyo; inevitablemente, no logra prestarles a todas la atención que merecen. Y quizá también ese sea el motivo por el que algunos de los argumentos que usa para defender sus tesis -que la personalidad individual es impermeable a la genética y la experiencia, que para superar la depresión y la ansiedad no hay más que aprender a disfrutar de un buen pedazo de pizza- resulten más bien simplistas. En todo caso, considerando la falta de ambición que tantas películas aquejan -especialmente en el campo de la animación-, ¿Qué sentido tendría culpar a 'Soul' de excederse en sus objetivos, especialmente si en el proceso de queda a unos pasos de capturar el sentido de la vida?