Crítica de cine

'El padre': la desintegración de la cordura

El filme no renuncia a sus orígenes teatrales, con pocos e inalterables decorados de estudio y haciendo del diálogo actoral entre Anthony Hopkins y Olivia Colman su razón de ser

Estrenos de la semana: "El padre"

Quim Casas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

‘El padre’ es un filme que no renuncia ni disimula en ningún momento a sus orígenes teatrales. Todo lo contrario: hace de los pocos e inalterables decorados de estudio y del diálogo actoral entre Anthony Hopkins y Olivia Colman su razón de ser.

El director, Florian Zeller, conoce bien el texto. Él lo escribió para el teatro, lo estrenó hace ocho años en París con gran éxito y ahora lo ha trasladado personalmente al cine. Un texto muy personal e íntimo, ya que surgió cuando su abuela empezó a padecer síntomas del Alzheimer. Pero el relato no se centra en una abuela y un nieto, sino en un padre y una hija y de qué modo, más directo dado el parentesco y la edad, la demencia de uno afecta en la cordura del otro. De forma sutil en ocasiones, más evidente en otras, Zeller analiza el deterioro del padre y las contradicciones en que se ve sumida la hija ante unos hechos devastadores.

 Es un texto para lucirse los actores, y Hopkins y Colman se sienten ante las cámaras como si estuvieran sobre una tarima teatral. No sé si Zeller ha visto ‘Floride’, una película francesa de 2015 inspirada de forma más libre en su obra. Al llevarla él a la pantalla, ha incidido en que con el cine puede aproximarse a esos primeros planos de los personajes que en el teatro es siempre una visión de conjunto por parte del espectador. Una razón de peso. La otra es que siempre quiso hacer esta obra con Hopkins.