Crítica de cine

'Foto de familia': tres hermanos y los otros

La directora recubre temas dramáticos de una patina cómica que les quita hierro algo artificialmente, restando también empaque al relato

Estrenos de la semana: "Foto de familia"

Quim Casas

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‘Foto de familia’ es una de esas películas un tanto indeterminadas, en cuanto a su género, que juega por igual a la comedia y al drama sin saber por cual tono decantarse a medida que avanzan los acontecimientos. Sus protagonistas principales son tres hermanos, dos mujeres y un hombre, que apenas se ven y no tienen la mejor de las vidas pese a su linaje burgués. Una, separada y con un hijo, actúa en las calles de París como estatua viviente para turistas, lo que le granjea la vergüenza de su hijo adolescente, que se quiere ir a vivir con su padre. La otra tiene pareja estable, pero no queda embarazada. Y el tercero trabaja en una empresa de diseño de video-juegos pero es un inadaptado tan atormentado como atolondrado, aburrido y con tendencias suicidas.

 La película los vuelve a unir, a los tres y a sus padres, también separados, para cuidar de la abuela tras la muerte del abuelo. La anciana tiene demencia senil, pero las vicisitudes de los tres protagonistas para cuidarla y no recluirla en una residencia pertenecen a los dominios de la comedia ligera más que del drama severo. Lo mismo con las dudas y frustraciones de cada uno de los tres hermanos o la tirantez con la que se relacionan sus padres divorciados. Todos los temas planteados son dramáticos, pero la directora los recubre de una patina cómica que les quita hierro algo artificialmente, restando también empaque al relato.