Música para hacer retumbar el coche

Soto Asa, el Ferrari de los pobres

El respetado y singular artista de Ceuta regala reguetón oscuro en 'Coupé', un álbum en el que reúne a Yung Beef, La Zowi y Bad Gyal

17 12 2020 Icult Soto Asa  un artista de trap-regueton de Ceuta

17 12 2020 Icult Soto Asa un artista de trap-regueton de Ceuta

Ignasi Fortuny

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Poca gente se puede colgar el cartel de 'el más buscado' a sí mismo sin que parezca pretencioso. Pero es que pocos son más respetados que él, seguramente porque es uno de los artistas más singulares que puedes encontrar merodeando por lo urbano. Mientras unos le escuchan y otros le echan de menos, uno se puede imaginar a Soto Asa quemando rueda en alguna de esas enormes extensiones de asfalto que suelen rodear los centros comerciales de la periferia. Derrapando cada vez que retumban los altavoces. O sea, constantemente.

El inimitable artista de Ceuta se conecta poco con el mundo exterior desde su galaxia de reguetón oscuro, en la que la única luz es de neón. Ese lugar lejano, hace frontera con el universo del trap. Cómodo en un segundo plano, con un ritmo de publicación de música pausado y poco amigo del fango de las redes sociales, sabe que le debe a su gente un poco del amor que él recibe a montones. 'Coupé' (La Vendición), su nueva 'mixtape', es Soto Asa sin cortar. "No te extrañe que para la próxima me haya comprado un ukelele y me haya ido al campo", reconoce, previendo que el cuerpo le pida un nuevo rumbo artístico. "El reguetón me permite abarcar algo más que el trap o el rap. Que, al final, va a seguir habiendo coches, chavalas y mamoneo de la juventud, pero me intento dar la licencia de hablar de más cosas", comenta por teléfono desde Algeciras.

Hasta ahí se desplaza -con permiso de un obligado ferri- en su coche, modelo que da título al álbum. Dice que tienen más que ver de lo que puede parecer: algo con pocas prestaciones (al fin y al cabo, maneja un presupuesto pequeño para el disco) pero que, bien cuidado, puede brillar más que muchos deportivos. "Al final un Hyundai Coupé es un coche al que aspiraban muchos chavales de barrio. Le llaman el Ferrari de los pobres", sentencia. Eso sí: "Si mi próxima 'mixtape' se puede llamar Ferrari 458, no te digo que no, soy ambicioso". En el fondo, dice, le gusta el reguetón porque es "música de coche, cañera".

Su ya cuarta 'mixtape', de nueve temas, es todo lo que ha podido exprimir de sus vivencias en un año con el cepo puesto. "Como apenas he podido tener movimiento discotequero y demás, pues las ganas de escribir disminuyen", aclara. Los créditos de 'Coupé' pueden ayudar a entender la magnitud del personaje: el álbum reúne colaboraciones con Yung Beef, La Zowi y Bad Gyal. Si bien ya había trabajado con todos, es inaudito para un artista jugar en un mismo trabajo este trío de ases. "Creo que me aprecian porque empecé a hacer música en el mismo momento que ellos. Lo que pasa que ellos han triunfado y yo me he quedado ahí... un poquillo más atrás, en el 'underground'", comenta.

Con un posado enigmático, normalmente escondido detrás de unas grandes gafas oscuras y con riñonera cruzada (en la cabeza suele lucir el símbolo de Nike), su voz suena saturadísima envuelta en bases de reguetón con, a veces, algo de aura mística y sonidos importados del mundo del videojuego.

Esta otra galaxia edificada por Soto Asa también incorpora elementos tan distintos como la influencia de la cultura magrebí, por razones geográficas obvias, la fascinación por el budismo y la cultura japonesa. Lo segundo le viene por un profesor de inglés que le instruyó durante el bachillerato. "A mí me gustaba la filosofía occidental, pero este hombre, la persona más grande que he conocido nunca, me enseñó y echó para atrás todo lo aprendido antes", cuenta. Y actualiza: "Eso sigue en mí, aunque últimamente no estoy muy tibetano, pero poco a poco retomaré el camino del sensei". Cuando 2020 agita ya la bandera de cuadros, 'Coupé' llega sin frenos para celebrarlo con perreo para no mirar atrás.

Suscríbete para seguir leyendo