Cine rompedor

'My mexican bretzel', retrato de una mujer en silencio

El documental de Nuria Giménez construye una relato a partir de viejo celuloide familiar

ICULT PELICULA MY MEXICAN BRETZEL

ICULT PELICULA MY MEXICAN BRETZEL

Beatriz Martínez

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En ocasiones los procesos de elaboración de una película pueden resultar igual de fascinantes que su resultado. ‘My mexican bretzel’ es uno de esos casos.

Lo más recomendable es adentrarse en ella casi virgen, sin demasiada información para dejarse sorprender por el mecanismo que plantea. Pero lo cierto es que, una vez culminado ese viaje, resulta inevitable querer saber más, sobre todo después de leer la frase final, que te obliga a replantearte todo lo que has visto hasta ese momento. Como ocurría en algunas películas de M. Night Shyamalan, pero a través de los moldes del documental creativo.

Hace diez años, Nuria Giménez acompañó a su madre a Suiza a recoger las pertenencias de su abuelo tras su fallecimiento. En el sótano encontró 50 bobinas, la mayoría de 16 mm y algunas de 8 mm que le intrigaron. Se las llevó a Barcelona y descubrió que su abuelo había filmado a su mujer a lo largo de veinte años, desde los años cuarenta a los sesenta en estampas cotidianas que pertenecían a algunos de sus viajes.

Nuria no había llegado a conocer a su abuela, así que se inventó una historia, la de Vivian Barnett, una mujer de clase acomodada que escribe un diario a través del que podemos acceder a sus más íntimas reflexiones sobre la soledad, el matrimonio, el deseo, la traición o las dudas.

“Al principio no sabía que hacer con todo ese material”, cuenta Nuria Giménez . “Así que empecé a experimentar con las imágenes, a jugar con ellas, las visioné un montón de veces, hice piezas cortas y fui creando un vínculo con ellas. Por otro lado, me puse a escribir cosas que me pasaban por la cabeza, un argumento, nombres de personajes, frases, conclusiones, pero sin pensar en las imágenes. Fue mucho más tarde cuando busqué la forma de encajar ambas partes, al mismo tiempo que Vivian iba adquiriendo una entidad propia”.

Transformar la realidad

Este proceso creativo, esa búsqueda, ese viaje, le llevó a Nuria casi siete años. A pesar del vínculo familiar que existía, siempre trató el material como si fuera ‘metraje encontrado’ para tomar distancia. “Apropiarse de unas imágenes es un tema delicado, manipularlas también. Yo quería construir algo distinto a partir de ellas, así que no quería caer en la tentación de pensar… ¿qué diría mi abuelo si viera esto?”.

Durante el camino, tomó algunas decisiones importantes, como no utilizar la voz en off. Las reflexiones de Vivian aparecen a través de intertítulos, pero no se trata de una película muda, ya que el sonido en determinados momentos adquiere una importancia fundamental. “Quería reflexionar sobre la mujer en aquella época, aunque hay muchas cosas con las que nos podemos sentir identificadas ahora, en los años cuarenta las mujeres no tenían voz, por eso no escuchamos en la película la de Vivian. Su marido es el que maneja la cámara, el que le apunta con ella, es el que conduce, el que decide qué se mira y qué se puede ver, y mientras, ella tiene otra forma de expresarse, hacia dentro, sin que nadie se entere”.

‘My mexican bretzel’ se estrenó el año pasado en el Festival de Gijón donde ganó varios premios importantes, pero no fue hasta la edición virtual del D’A Film Festival Barcelona cuando alcanzó verdaderamente una enorme resonancia. Los espectadores, encerrados en sus casas durante la cuarentena, se acercaron a esta historia sin saber nada de ella, casi como si fueran espías de la vida de esta misteriosa mujer que abría las puertas a su intimidad. Las redes se llenaron de comentarios y la película se convirtió en un pequeño fenómeno. Ahora se estrena en pantalla grande, una estupenda oportunidad para descubrirla o volver a adentrarse en todas sus capas para extraer nuevas e inesperadas lecturas.