George Clooney: "Podemos destruir el planeta en 30 años"

A George Clooney le propusieron protagonizar ‘Cielo de medianoche’, adaptación de la novela escrita por Lily Brooks-Dalton (en España editada por Blackie Books) y se enamoró tanto de la historia que también ha terminado produciéndola y dirigiéndola. La película nos sitúa en el futuro, después de un extraño acontecimiento apocalíptico. Augustine (un George Clooney avejentado) decide quedarse solo en una estación del Ártico después de la evacuación. Ha consagrado su vida a buscar un planeta habitable porque el nuestro ya no tiene remedio. Por eso sigue la trayectoria de una de las pocas misiones espaciales que continúan en activo y en cuya tripulación se encuentra una joven embarazada, Sully (Felicity Jones). Pero entonces aparecerá una niña misteriosa, Iris y sentirá la necesidad de salvarla.

“Aunque es una película apocalíptica, siempre tuve claro que en realidad se trataba de un relato profundamente reflexivo. Si lo piensas, no es tan descabellado que podamos destruir el mundo en 30 años y cada vez está más claro que la ciencia ficción está muy cerca de la realidad”, afirma Clooney desde Los Angeles. La película, producida por Netflix, llega hoy a los cines, previamente a su estreno en la plataforma el próximo día 23 de diciembre.

El director terminó de rodar a mediados del pasado mes de febrero, y unos días más tarde comenzó la pandemia y la cuarentena. La película cobró entonces una dimensión diferente, ya que habla de temas como la soledad y el aislamiento. “Esta situación puso de manifiesto que en realidad estábamos hablando del presente. Han cambiado tantas cosas en este tiempo, la forma de comunicarnos, la imposibilidad de tocarnos, de sentirnos. Por eso durante el proceso de montaje me aseguré de reforzar esos temas para que cobraran aún más fuerza”, cuenta Clooney.

Lo que más le interesó del personaje de Augustine es su proceso de redención. Cuando leyó el guion enseguida pensó en la película de Stanley Kramer ‘La hora final’ (1959), pero no quería que la suya fuera tan desesperanzadora y nihilista. “No creo que sea el momento para ver una película en la que al final mueren todos, ¿no? Se necesita un poco de esperanza”. 

Curiosamente, esa esperanza llegó a través del embarazo de la protagonista, Felicity Jones. Adaptaron el guion para que pudiera participar y esto le dio a la película otro sentido. “Pensé en Frances McDormand en ‘Fargo’ y lo tuve claro, que sea una astronauta embarazada, ¿por qué no? Las mujeres que están esperando un bebé hacen un duro trabajo diario y apenas están representadas en el cine. Fue la mejor decisión que tomamos”. 

Lo más duro fue rodar en Islandia. Empezaron en verano, pero a partir de septiembre comenzaron a caer en picado las temperaturas. “Lo teníamos todo muy planificado porque sabíamos que tendríamos poco tiempo. Pero fue complicado, no como actor, pero sí como director, utilizábamos cámaras pesadas y había momentos en que no veíamos lo que estábamos haciendo por el viento y la nieve”. 

En cualquier caso, ambas localizaciones, la espacial y la ártica eran imprescindibles porque, como dice Clooney, se trataba de hablar de la soledad en lugares de gran dimensión como son el cosmos y el Polo Norte, donde los personajes se encuentran rodeados de vacío. Quizás por eso, tampoco hablan mucho. A la primera persona que Clooney llamó cuando se embarcó en esta aventura fue al compositor Alexandre Desplat. “Le dije que iba a escribir más música para esta película que para ninguna otra que hubiera hecho. El silencio era importante en esta ocasión y muchos de los sentimientos de los personajes se articulan a través de la banda sonora”. 

George Clooney reconoce que ha aprendido sobre el género espacial de los mejores: de Steven Soderbergh en ‘Solaris’ y de Alfonso Cuarón en ‘Gravity’. Pero no solo cita como referencias las odiseas planetarias, sino también películas como ‘Gigot’ (1962) dirigida por Gene Kelly, que le sirvió para perfilar la relación entre su personaje y el de la niña. “La comunicación lo es todo, aunque sea en silencio”. 

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