'El arte de volver': la incomodidad del regreso

Todos nos hemos ido y hemos vuelto y, cuando eso sucede, resulta inevitable que en ocasiones te conviertas en un extranjero. Aquello que creías conocer a la perfección, ha dejado de tener sentido, te sientes perdido y la extrañeza se apodera tanto de ti como de los demás. Se puede reconocer que las cosas han cambiado intentando amoldarse a ellas. También puedes dejarte llevar por la confusión. Hay una tercera vía, quizás la más reveladora: que, durante ese camino de regreso, aprendas cosas sobre tu propia identidad.

Por esas tres direcciones caminará Noemí (Macarena García) tras aterrizar en el que fuera su hogar después de haberse vivido seis años al extranjero. Todas sus expectativas se convertirán en decepciones cuando choque con una realidad que para ella se ha suspendido en el tiempo. Sobre estos pilares construye Pedro Collantes su primer largometraje, sobre esa perplejidad que genera enfrentarte a la pérdida de tus raíces y sobre el desasosiego que produce no encontrar tu lugar en el mundo.

‘El arte de volver’ demuestra valentía a la hora de configurar una historia poco acomodaticia, sobre todo en lo que respecta a su protagonista, a la que el espectador irá descubriendo a través de sus luces y sus sombras, de sus encuentros y desencuentros con familiares y amigos que dejarán al descubierto sus heridas. Una película introspectiva, calmada en la forma y turbulenta en el fondo.