Marjane Satrapi: "El ser humano no merece el progreso del que disfruta"

Marjane Satrapi se convirtió en uno de los grandes nombres propios del cómic moderno gracias a su novela gráfica 'Persépolis' (2000-2003), y usar el libro como base de su magnífico debut tras la cámara le permitió después erigirse en referente del cine de animación. Su quinta película como directora, recién estrenada en España, es también la más ambiciosa de su carrera. Mientras recrea la vida y la obra de la que fuera dos veces ganadora del premio Nobel, ‘Madame Curie’ asimismo explora los efectos -tanto los beneficiosos como los catastróficos- que sus descubrimientos científicos han tenido en el mundo moderno. El filme se ha estrenado en cines este viernes 4 de diciembre.

¿De dónde proviene su interés en Marie Curie?

'Madame Curie': un biopic radioactivo

Crecí admirándola, porque desde niña tuve dos modelos de conducta: uno era ella, y el otro era Simone de Beauvoir. Los adopté gracias a mi madre, que siempre me insistió en la importancia de ser una mujer independiente, y me repetía sin cesar: no tienes por qué casarte ni por qué ser madre o ama de casa, pero sí debes ser fuerte. Y, a decir verdad, me siento personalmente identificada con Curie. Ambas crecimos en sociedades opresivas y tuvimos que emigrar, y las dos tuvimos que abrirnos camino en sectores profesionales dominados por hombres. Por supuesto, ella era un genio y yo no.

Y, probablemente, ha hecho la película para convertir a Curie en un modelo para más gente...

Sí, me encantaría chicas de todo el mundo la vieran y tomaran ejemplo. Es inaceptable que hoy en día haya menos mujeres matemáticas de las que había hace tres décadas, pero tiene una explicación: hacen falta más modelos de conducta femeninos. Actualmente, la mayoría de chicas adolescentes quieren ser ‘influencers’. Maldita sea, ¿qué tipo de trabajo es ese?

"Hacen falta más modelos de conducta femeninos"

¿Es consciente de que, en todo caso, su película retrata a su protagonista como una mujer no especialmente amable?

Si la hubiera dirigido un hombre, estoy segura de que, en cambio, mostraría a una Curie hermosa y adorable. Pero lo cierto es que nadie gana dos premios Nobel siendo dulce y dedicando el tiempo a peinarse y hornear pasteles. Me pidieron que suavizara el retrato de Marie, pero me negué. Cuando un hombre es un genio, está bien que sea un malnacido; todo el mundo adora a Picasso a pesar de que era un bastardo. Pero a una mujer no se le reconoce el derecho a ser desagradable. Ahora que lo pienso, también en eso me identifico con Curie. Dicen de mí que soy una maleducada, y lo cierto es que no me importa demasiado agradar a los demás. Yo misma odio al 90 % de las personas, así que, si alguien no me tiene simpatía, me da lo mismo. Que le zurzan. Curie también era así, estoy segura.

Como muestra la película, a principios del siglo pasado la sociedad estaba entusiasmada con la ciencia, y convencida de que el progreso siempre es algo bueno. Hoy, en cambio, muchos parecen dudar de eso... 

Es indudable que en los últimos 100 años hemos tenido muchas oportunidades de comprobar lo catastrófico que puede resultar el mal uso de los descubrimientos tecnológicos. Sin embargo, que Marie Curie desarrollara la teoría de la radiactividad no la hace culpable ni de Hiroshima o Nagasaki ni de Chernóbil. El progreso es fantástico; es increíble tener acceso a todos los volúmenes de la Enciclopedia Británica desde el móvil. Pero no debería ponerse en manos de según qué personas. A veces pienso que el ser humano no merece el progreso del que disfruta. 

"Odio al 90 % de las personas, así que, si alguien no me tiene simpatía, me da lo mismo"

¿Está de acuerdo en que, de alguna manera, su película usa a Marie Curie para atacar el ‘trumpismo’?

Al menos esa ha sido mi intención. En Francia, Marie fue víctima de la xenofobia y el antisemitismo, a pesar de que no era judía. Eran los momentos de gran inestabilidad política y económica, había que encontrar enemigos y, como sucede siempre, el blanco fácil fueron los extranjeros. Y los movimientos populistas de entonces no son sino variaciones de los que se han extendido por Estados Unidos, Inglaterra y Hungría de la mano de Trump. Por eso no conviene olvidar que aquella crisis desembocó en la primera guerra mundial. Quizá estemos más cerca de la tercera de lo que creemos.

Hace un momento ha recordado cómo, en su momento, tuvo que dejar su país. ¿Se plantearía la posibilidad de volver a Irán?

Aunque fuera bienvenida allí, no creo que volviera. Si lo hiciera, seguramente me estaría condenando a mí misma a ser torturada y pasar el resto de mi vida en la cárcel. En el país no va a cambiar nada a menos que se relaje la presión económica a la que ha sido sometido por parte de Estados Unidos, porque a causa de ella ha muerto la clase media iraní. En Irán los pobres no pueden pensar en nada más que sobrevivir, y los ricos no quieren que nada cambie. Sin clase media, allí todo seguirá igual.

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