Cine
Crítica de 'Sound of metal': los sonidos del silencio
Riz Ahmed es un batería 'noise metal' que empieza a perder el oído en esta nada típica película de superación
La película se puede ver en Amazon Prime y en alquiler en Rakuten TV y Apple TV
Juan Manuel Freire
Periodista
Periodista y crítico cultural.
Juan Manuel Freire
Los mejores cineastas saben que el sonido, en realidad, es la mitad de una película. Por algo la mejor revista de cine se llama 'Sight & Sound' ('Vista y sonido'). Pero en el debut en el largo de ficción de Darius Marder, el sonido o su ausencia tienen casi más importancia que la imagen: hablamos de una inmersión subjetiva en el drama de un batería de 'noise metal', Ruben (Riz Ahmed), acongojado por su súbita pérdida de oído durante un concierto y casi obligado por su novia y compañera de grupo, Lou (Olivia Cooke), a probar suerte en una casa de sobriedad para sordos.
Allí, Ruben descubre que ser sordo y sentirse completo no son cuestiones incompatibles, pero decide agarrarse a otra solución por la frustración de no poder seguir haciendo carrera y recorriendo las carreteras con su chica. El 'sonido del metal' del título tiene un doble significado que captarán quienes quieran acompañar a Ruben en su vía crucis, una experiencia que pasa del terror a la ternura y del suspense a la tristeza. Este último estadio, fácil de prever si tenemos en cuenta que el orgullosamente depresivo Derek Cianfrance (director de 'Blue Valentine' y 'Cruce de caminos', coescrita por Marder) es uno de los autores de la historia.
Pero Marder es algo más sutil que Cianfrance en sus decisiones formales y literarias: deja espacio a sus actores para que capturen los matices de cada situación y no verbaliza en exceso las emociones. Al final, 'Sound of metal' no deja de ser una historia de superación, pero durante el visionado se tiene, sobre todo, sensación de verdad, que no de estar siendo manipulado de forma fácil. Ahmed y Cooke desbordan la pantalla, primero, como grupo (tocando de verdad), y después como pareja codependiente obligada a tomar caminos paralelos.
Volviendo al tema inicial, al del sonido: este es un curioso caso de película que gana si se ve en casa y, a ser posible, con auriculares, porque hace falta percibir cada matiz del diseño de sonido de Nicolas Becker. No es que ruido y espacio negativo sean parte del relato: es que son el relato.
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