David Prowse, el cuerpo y solo el cuerpo de Darth Vader

A su manera, el actor británico David Prowse se convirtió en uno de los 'outsiders' más icónicos de la historia del cine. Cuando George Lucas se fijó en él para embutirlo dentro del traje de Darth Vader en ‘La guerra de las galaxias’, las puertas cinematográficas para quien fuera campeón de halterofilia parecía que se abrían de par en par. Pero Lucas le jugó dos malas pasadas. Sin que Prowse lo supiera, el director decidió sustituir su voz por la de James Earl Jones, tan o más icónica que el traje y la máscara negra del villano de las galaxias: en la mitología de la saga, es más famosa la voz de Earl Jones que el cuerpo de Prowse. La segunda jugada del destino llegó con lo que tenía que ser el minuto de gloria de Prowse. Al morir Vader en ‘El retorno del Jedi’ (1983), su hijo, Luke, le quitaba la máscara, pero Lucas, de nuevo, decidió utilizar a otro actor (Sebastian Shaw) en ese único plano.

Así que Prowse fue el cuerpo, pero no la cara ni la voz, de uno de los personajes fundacionales de ‘Starwars’.

Pero hubo un antes y un después en su carrera. Nacido en Bristol en 1935 y fallecido este domingo, a los 85 años, a consecuencia de una breve enfermedad, Prowse gozaba de cierta popularidad en el Reino Unido por protagonizar una campaña educativa destinada a concienciar a los niños de la seguridad al cruzar la calle. En el 2000, Prowse recibió la Orden del Imperio Británico por este cometido. Su físico le sirvió para encarnar al monstruo de Frankenstein en dos producciones Hammer, ‘The horror of Frankenstein’ (1970) y ‘Frankenstein and the monster from hell’ (1974). Intervino en otro filme de la productora británica especializada en el cine de terror, ‘El circo de los vampiros’ (1972). En esta etapa pre-Starwars, encarnó a un minotauro en dos episodios de ‘Doctor Who’ e incorporó en ‘La naranja mecánica’ (1971) al macizo guardaespaldas del escritor paralítico que se venga de Malcolm MacDowell en el filme de Stanley Kubrick.

Representar a Darth Vader tampoco le supuso un salto cualitativo, ya que siguió interviniendo en pequeños papeles en producciones discretas, pero realizó otros cometidos fundamentales en la sombra, como el de supervisar los entrenamientos físicos de Christopher Reeve cuando este fue escogido para interpretar a Superman. En el 2015, los realizadores mallorquines Toni Bestard y Marcos Cabotá lo entrevistaron para el documental ‘I am your father’, en el que queda claro que la decisión de prescindir de su rostro en la muerte de Darth Vader le marcó de por vida.