TERROR

Crítica de 'Contagio en alta mar': cuarentena náutica

Neasa Hardiman dirige una película de supervivencia en un espacio cerrado y claustrofóbico y lo hace utilizando muchos tópicos pero también contiene algunas ideas interesantes

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Contagio en alta mar'

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Contagio en alta mar'. / periodico

Beatriz Martínez

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Seguramente los responsables de esta humilde producción de terror marítimo nunca hubieran imaginado que su premisa y desarrollo pudiera entroncar a la perfección con la realidad distópica en la que vivimos, pero el caso es que los conceptos de contagio y cuarentena se convierten en fundamentales dentro de su narración, así como la responsabilidad moral de cada individuo a la hora de convertirse o no en un foco de infección.

La irlandesa Neasa Hardiman escribe y dirige una película de supervivencia en un espacio cerrado y claustrofóbico del que no se puede escapar (un barco pesquero en alta mar) y lo hace, es cierto, utilizando muchos tópicos que nos remiten a otros clásicos del género como 'Abyss' o 'La cosa', pero también contiene algunas idea interesantes a la orden del día que la conectan con nuestro tiempo: la desconfianza entre los seres humanos en momentos de estrés, el individualismo y egoísmo frente a una situación extrema y las nefastas consecuencias psicológicas, en definitiva, locura, que genera una situación límite.

Aquí la amenaza se materializa en forma de parásitos procedentes de un organismo tentacular surgido de las profundidades, un monstruo que no pertenece a nuestro mundo porque hemos alterado sin remedio el equilibrio medioambiental. Entre la crítica ecológica y el terror psicológico transita esta película que sabe cómo manejar bien los pocos elementos con los que cuenta, pero que no es capaz de ir más allá ni alcanzar una contundencia propia.