TRAS EL ÉXITO DE 'HISTÒRIA MUNDIAL DE CATALUNYA'

Los 120 magníficos que han construido 2.000 años de historia de Catalunya

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Anna Abella

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Lucio Licinio Segundo nació esclavo pero murió liberto, es decir, fue liberado por su rico patrón (el tres veces cónsul y poderoso amigo del emperador Trajano Lucio Licinio Sura), del que se alzó como hombre de confianza, y se convirtió en todo un poder fáctico en la Tarraco y la Barcino de alrededor del año 100 dC. “Fue el hombre más homenajeado de todo el Imperio romano si exceptuamos a los emperadores. Sale citado en textos que lo honran más veces que a cualquier vicecónsul y se encontraron hasta 24 estatuas suyas en el foro de la antigua Barcelona. Eso demuestra la capacidad de promoción que pudieron tener los esclavos en una sociedad tan clasista como la romana”, explica la arqueóloga Isabel Rodà sobre quien pudo vivir en una lujosa ‘domus’ de la actual calle Avinyó, a tenor de los restos hallados. Lucio Licinio Segundo y su dueño son dos de los 120 hombres y mujeres cuyas biografías han sido claves en los últimos 2.000 años de historia de Catalunya y que habitan las 1.000 páginas de ‘Vides catalanes que han fet història’ (Edicions 62), un nuevo volumen dirigido por el historiador Borja de Riquer, a imagen y semejanza del no menos monumental ‘Història mundial de Catalunya’, que el propio catedrático lanzó hace dos años y que hoy es ya un ‘best-seller’ con 30.000 ejemplares vendidos.  

Si en aquel título se focalizaban los hechos, en el presentado este martes (que sale con una tirada de 10.000 ejemplares) se vierte luz sobre las personas, más o menos conocidas pero siempre relevantes o influyentes, cuyas biografías “son una forma de penetración en la sociedad, permiten revivir los problemas reales que afectaron a hombres y mujeres y pueden ser un espejo que nos sirva para obtener un conocimiento más preciso e ilustrativo de toda una época”, valora De Riquer, que ha contado con cuatro asesores y un centenar de especialistas, y para quien el objetivo de ambos libros es llegar “a ese 95% del público” que no conecta con los textos más académicos maridando calidad literaria y rigor con la divulgación. 

Conocidos y rescatados

Ausias Marc y Joanot Martorell en la edad media, Verdaguer, Albéniz, Macià, Companys, Pompeu FabraDalí, Tàpies, Miró, Vázquez Montalbán, Espriu, Pla, Rodoreda, Montserrat Roig… en los siglos XIX y XX, tiempos estos últimos en que predominan nombres del mundo cultural, aunque no falten los del deporte, como Kubala y Samitier, y la política, como Samaranch y Josep Benet, en extremos ideológicos muy distintos. 

Todos estos poca presentación requieren, pero otros necesitaban ser rescatados: desde los Minicio Natal, senadores de la Barcelona romana -el hijo fue, con su cuadriga, el primer catalán olímpico-, a la rebelde y mártir Eulàlia, copatrona de Barcelona; de las pioneras Dolors Aleu, primera mujer española en ser doctora en 1882, e Irene Polo, intrépida reportera de la República, al guitarrista y compositor Ferran Sor: músico de referencia internacional redescubierto por Ernest Lluch, nacido en 1778 y de quien el Bolshói eligió uno de sus ballets para su inauguración, en 1825. 

Menos rastros de mujeres

La selección “no deja de ser subjetiva”, avisa De Riquer, que tenía claro que no debía haber personajes vivos. Algunos, como Gaudí, Ramon Llull, Tarradellas o Víctor Català, no salen porque ya se trataron a fondo en ‘Història mundial de Catalunya’. Los que están deben estar pero siempre habrá quien eche a alguien en falta, asume. Se ha hecho “un esfuerzo por incluir el máximo de mujeres pero su número [25] es menor que el de hombres”, añade el catedrático emérito de la UAB, porque en muchos siglos pasados “existen muchas dificultades para conocer las biografías de las mujeres, a no ser que fueran reinas”. 

También el historiador Joaquim Albareda, uno de los cuatro asesores del libro, junto a Rodà, el experto en Historia Medieval Josep M. Salrach y la filóloga Margarida Casacuberta, lamenta “la invisibilidad de las mujeres en los siglos XVI a XVIII y la falta de rastro documental de su actividad porque tenían un estatus jurídico inferior”. De esos siglos señala a la monja dominica Juliana Morell, “una de las intelectuales más destacadas de Europa, doctorada en Derecho en Avignon”, que dominaba varios idiomas y fue ejemplo de feminismo cristiano; o Maria Àngela Martí, que contravino las ordenanzas que prohibían a las mujeres regentar un negocio y se puso al frente de la imprenta familiar como viuda. 

Gaziel y el separatismo

No se enmarcan estas biografías, recalca De Riquer, en el “estándar de enciclopedia, sino que son interpretativas y tienen mucho de ensayo personal de cada autor –entre ellos, Hilari Raguer y Antoni Moliner, fallecidos este año-, que exponen y aportan incluso tesis nuevas e inéditas”. Así, la entrada sobre Joan Maragall señala "cómo se ha manipulado la vida del poeta” y la de Gaziel incluye una carta inédita donde admite que tras una vida a favor de la "colaboración inteligente" entre Catalunya y España, "no hay, tal como están las cosas, ninguna solución lógica más que el separatismo integral", aunque añade: "como no creo en el separatismo, por imposible, no me queda más refugio que el separatismo platónico o mental".