ELECTRÓNICA Y FÚTBOL

Maradona y el Sónar: así se hizo la histórica imagen del festival del 2002

Sergio Caballero evoca la delirante experiencia que supuso reunirse con el astro argentino en un hotel-spa de México para las fotos de la edición de aquel año

Maradona, en la imagen del Sónar del 2002

Maradona, en la imagen del Sónar del 2002

Julián García

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Además de la oferta musical del Sónar y de las  propuestas científicas de su filial tecnologíca Sónar+D, uno de los grandes golpes de efecto del festival han sido las campañas de imagen creadas por Sergio Caballero. Por la historia visual del Sónar han paseado, entre otras criaturas extrañas, perros embalsamados, fantasmas con capirote blanco, chandaleros de ‘tuning’, ‘majorettes’ barbudas y… <strong>Diego Armando Maradona</strong>. La del 2002 debió de ser, quizá, la campaña más desconcertante del festival, pues nadie alcanzaba a comprender qué hacía el astro argentino, casi siempre en actitud relajada y sonriente, en los carteles de la gran cita de las músicas avanzadas.

Con ocasión de su 25º aniversario, en el 2018, el festival organizó la exposición <strong>‘Ni flyers ni pósters’</strong> en el Centre d'Art Tecla Sala de L'Hospitalet, recolección del fascinante universo creativo de Caballero y de todas sus campañas para el festival desde 1993. En el libro oficial de la muestra, Caballero mantenía una impagable conversación con la comisaria de la exposición, Amelie Aranguren, en la que revelaba entresijos y secretos de las campañas. El capítulo dedicado a Maradona es sencillamente descacharrante.

Cuenta el creativo que la primera idea le sobrevino en un momento en que los famosos empezaron a hacer anuncios. “Recuerdo cuando Ferran Adrià apareció con una cazadora negra de cuero horrible anunciando Pikolin o Flex. ¿Qué pintaba Adrià haciendo anuncios de colchones?”. Se le ocurrió entonces buscar un famoso para la imagen del Sónar 2002. La primera idea fue Michael Jackson, pero el hilo del que tiró "no dio resultado”. La segunda idea fue Maradona. Era el año del Mundial de Corea y Japón. Prosperó.

Caballero y su equipo quedaron con el jugador en un hotel-spa de México. El creativo hubo de leer en el viaje de ida el libro 'La mano de Dios', pues reconoce no tener ni idea de fútbol. “Una cosa que se podría haber resuelto en una mañana duró una semana. Todo era muy mafioso. Nada más llegar me pidieron la plata, y la fauna que le acompañaba era muy peculiar. Hubo que ponerse duro: nada de soltar la plata sin tener las fotos”.

La situación alcanzó altas cotas de delirio. “Empezábamos y de pronto venía un helicóptero y se lo llevaba para asistir a un programa de televisión. Estábamos disparando, nos pedía permiso para ir al baño y ya no volvía. Pero a pesar de todo teníamos muy buen rollo. ‘Vamos jugar al fútbol, catalán', me decía, y acabé jugando con él de portero”.

Pese a la sucesión de contratiempos, Caballero y su gente pudieron ir tirando fotos. Maradona con su ‘troupe’, Maradona tumbado en una hamaca leyendo el catálogo del Sónar, Maradona haciéndose fotos en un espejo con una Leica compacta, Maradona dando cabezazos a un balón… “Su mánager, Coppola, era un crack”, recuerda el creativo. Cada día comían juntos. “Él me invitaba a la comida si yo pagaba la bebida. Más tarde, hablando con el director del hotel, supe que a cambio de que el establecimiento pudiera utilizar la imagen de Maradona, ellos no pagaban la estancia ni la comida, solo las bebidas”.

Este diario se puso en contacto con Caballero por Whattsapp para pedirle unas últimas palabras de recuerdo a Maradona: “Un mito del pueblo y alguien que jugaba a fútbol”.

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