ESTRENO

Crítica de 'La discusión': vuelta atrás

El enfrentamiento de una pareja da pie a un curioso artefacto sobre los bucles temporales

Estrenos de la semana. Tráiler de 'La discusión'

Estrenos de la semana. Tráiler de 'La discusión'. / periodico

Quim Casas

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Sin recurrir a una situación irreal ni a un relato de ciencia ficción, Robert Schwartzman ha construido en ‘La discusión’ un curioso artefacto sobre los bucles temporales. No hay en esta película una máquina del tiempo que permita un viaje al pasado para enmendar un error, sino la reconstrucción de una velada para averiguar quién de los dos anfitriones tenía razón. La pareja protagonista se enemista agriamente durante una fiesta en su casa y para dilucidar los motivos de la discusión, y quien de los dos estaba equivocado, deciden recrear minuciosamente la velada con los mismos amigos, idénticas bebidas y comidas, los objetos colocados tal y como estaban aquella noche, los personajes sentados del mismo modo en una silla o el sofá. Pero, evidentemente, cualquier desvió de esa reconstrucción puede abrir las puertas a otras interpretaciones de lo que ocurrió.

El punto de partida es atractivo, aunque el relato tenga considerables altibajos y algunos intérpretes estén un tanto sobreactuados. Es más una película de guion, ingenioso, que de dirección, de calculado estilo teatral. En todo caso, ‘La discusión’ puede servir para qué a Schwartzman, en su tercera tentativa como director -además de ser miembro del grupo de rock Rooney-, se le reconozca por sí mismo y deje de ser visto como el sobrino de Francis Ford Coppola, el hijo de Talia Shire, el hermano del actor Jason Schwartzman, el nieto de Carmine Coppola y el primo de Nicolas Cage, Sofia Coppola y Roman Coppola. Nada mal, la familia.