campaña en todo el país

'El último concierto': las salas españolas denuncian la crisis extrema

El último concierto: las salas españolas denuncian la crisis extrema

El último concierto: las salas españolas intervienen sus fachadas para denunciar la crisis extrema. En la foto, la Sala Apolo de Barcelona. / periodico

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Las salas de música en directo de España se han unido para denunciar la situación crítica del sector en la campaña 'El último concierto'. La iniciativa consta de varias intervenciones artísticas en sus fachadas, física o digitalmente, en las que se puede leer el lema de la campaña y la fecha de inauguración y el año 2020 con un interrogante para dar a entender que esta crisis puede suponer la muerte de muchas de ellas. 

En el marco de esta iniciativa, las salas estatales "icónicas" se unirán en un concierto gratuito y en 'streaming' el 18 de noviembre a las 20 horas, que podría ser 'El último concierto' y que se podrá ver en la web www.elultimoconcierto.com, donde se puede leer el manifiesto de la campaña. Según ha informado la Associació de Sales de Concerts de Catalunya (ASACC), esta iniciativa está impulsada a nivel estatal por la Plataforma de Salas de Conciertos, de la que es integrante ASACC, entre otros. Para la campaña, unas salas han realizado la intervención de manera física, con pintura, carteles o vinilos y otras de forma digital. En Barcelona han participado la Sala Apolo, Razzmatazz, Luz de Gas, Meteoro, Tablao Cordobés, Sidecar, Bóveda y Salamandra, entre otras.

La situación "más crítica y convulsa"

Desde el ASACC han lamentado que las salas de conciertos están viviendo, sin duda, la situación "más crítica, más convulsa e incierta" en el sector musical hasta el momento, ya que hace cerca de ocho meses que prácticamente el 100% de las salas permanecen cerradas debido a la crisis sanitaria. "El sector de la música en directo es uno de los más perjudicados por esta situación, y en especial, las salas de conciertos", han destacado. Según ha precisado la entidad, estos espacios cuentan con casi 5.000 trabajadores directos, la mayoría afectados por ERTE desde principios de marzo, un gran número de trabajadores intermitentes, autónomos y pymes que prestan servicio a la actividad y un extensísimo número de músicos, técnicos, sellos discográficos, fotógrafos, 'bookers', promotores y muchos más profesionales afectados en el cierre forzoso.

Durante estos meses se han cancelado cerca de 25.000 conciertos, y las pérdidas que acumularán las salas de conciertos hasta final de año sumarán cerca de 120 millones de euros. "Las salas llevan soportando el endeudamiento durante demasiados meses, con la incertidumbre que la posible fecha de apertura genera en las empresas y sus trabajadores", han lamentado, al que se le suman los gastos fijos y la ausencia de ingresos, con insuficientes ayudas paliativas por parte de las administraciones públicas. Las salas han alertado de que la situación es "insostenible" y si las administraciones no toman medidas de "gran importancia" en un plazo corto o inmediato, "es muy probable que la mayoría de las salas del país enfrenten este 2020 'El último concierto'".

Ante esto, las salas han pedido con urgencia un plan de rescate o la hibernación de gastos fijos, para poder resistir y continuar ofreciendo música en directo cuando la situación sanitaria lo permita y el resto de los espacios culturales de pública concurrencia recupere su actividad. Han alertado de que la desaparición de salas es una realidad causada por la pandemia; de hecho, actualmente, al menos 15 salas han cerrado las puertas definitivamente en diferentes localidades. "La inacción política, en cuanto al reconocimiento real de las salas como espacios culturales, parece estar detrás de la ceguera ante el peligro de desaparición de espacios de base tan frágiles como necesarios, que proporcionan el talento y la riqueza musical y cultural del país", han defensado. Por último, la ASACC ha destacado: "Que la música cura es una certeza, actúa como nexo de la capacidad de disfrutar y relacionarse y enriquecerse social y culturalmente". No solo es una necesidad que alivia y enriquece, sino que también "es un derecho esencial de la ciudadanía que debe ser garantizado y es un derecho que los profesionales de la cultura puedan trabajar".