ENTREVISTA

Jenn Díaz: "Se nos hizo creer que la política era cosa de hombres con traje y corbata"

La escritora y diputada por Esquerra Republicana publica 'Dona i poder', un manifiesto por feminizar la gestión de lo público

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Elena Hevia

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Hace algo más de dos años que Jenn Díaz decidió que su compromiso iba a ir más allá de una literatura en la que, entre otras muchas cosas, latían sus inquietudes sociales. Diputada por ERC en el Parlament, adonde llegó sin tener una experiencia previa en política institucional, parecía natural que el camino recorrido desde entonces floreciera en un libro y no en un libro cualquiera. 'Dona i poder' (Ara Llibres, en castellano y catalán) es una reflexión y un manifiesto sobre la necesidad de feminizar la política, con carácter de urgencia.

¿Tenemos las mujeres un problema con el poder? ¿O es cosa del poder, que nos expulsa?

Pues pasan las dos cosas. Las mujeres tenemos un problema con el poder tal y como se ejerce ahora y el poder político tiene un problema con nosotras porque no estaba previsto que llegáramos. Por eso los modos masculinizadas, a lo Merkel, a muchas no nos representan. Eso no quiere decir que yo aspire a que todas las mujeres respondan al mismo patrón. De la misma manera que los hombres desarrollan su poder de distintas maneras exijo lo mismo para nosotras.

"Las mujeres tenemos un probrema con el poder tal y como se ejerce ahora" 

Muchas mujeres aceptaron las reglas de los hombres, se adaptaron y en cierta manera abrieron una brecha.

A esas mujeres el poder no las expulsa. Pero me interesa ver su contexto, cómo desarrollan su liderazgo en contra de todo pronóstico con unas reglas de juego que no pueden cambiar. Además ahí hay un sesgo de clase. Suelen ser mujeres privilegiadas socialmente.

¿Todas lo son?

Suelen serlo, sí. Y el feminismo que practican, mimetizado con los valores masculinos, va de otra cosa respecto al que pretendo practicar yo. Los hombres suelen tener un tiempo ilimitado para su trabajo y nosotras llegamos ahí al mismo tiempo que aceptábamos también el sistema reproductivo y además sin renunciar a los espacios de cuidados.

La combinación es explosiva.

Sí, yo diría que casi imposible.

Se nos ha repetido hasta la saciedad que las leyes nos igualan, que los mecanismos del mercado también, que las diferencias entre hombres y mujeres ya no existen.

Eso es una falacia. Cuando las personas privilegiadas hablan de méritos en realidad están hablando de privilegios. Yo puedo dar por válida la premisa de que hay igualdad de condiciones en el siglo XXI pero la realidad nos dice que las personas de extracción humilde que han alcanzando el poder son un error del sistema. En el espacio formal está garantizada la igualdad pero en el informal no hay leyes que digan que a esta mujer por el hecho de serlo le voy a pagar menos y, sin embargo, la brecha salarial es un hecho.

"No hay leyes que digan que a una mujer por el hecho de serlo se le va pagar menos y sin embargo la brecha salarial es un hecho"

¿A una mujer en la cima del poder político se la examina con parámetros distintos a los de los hombres?

Sin lugar a dudas. Si un político se muestra más humano, cariñoso y se emociona visiblemente, cuenta a su favor y no afecta a su solvencia. Cuando nosotras lloramos, eso nos debilita, nos hace vulnerables. ¿Alguien puso en cuestión la autoridad del líder norcoreano Kim Jong-Un cuando lo hizo en público?

Vamos pues al núcleo del problema: ¿cómo feminizar la política?

Hay dos vías. El libro empieza con un cita de Maria Mercè Marçal que pide la entrada masiva de las mujeres en la política, porque si entran muchas es poco probable que solo lo hagan las privilegiadas. Por otro lado, hay que impulsar políticas feministas fijándonos en el detalle. Por ejemplo, parecería que las políticas de transportes son neutrales, pero no lo son. El RACC establece en un estudio que las mujeres suelen cambiar sus hábitos de movilidad porque se han sentido inseguras en el metro. Cuando se habla de políticas neutrales en realidad se está diciendo que son ciegas al género.

"Cuando se habla de políticas neutrales en realidad se está diciendo que son ciegas al género"

¿Realmente a las mujeres les interesa la política institucional? ¿No supone un esfuerzo excesivo?

Durante mucho tiempo nos hicieron creer que la política era cosa de señores en traje y corbata. Yo cuando entré en política lo primero que le dije a Marta Rovira es 'no en tinc ni idea' y con el tiempo me he dado cuenta de que sí tenía idea, de que todas las cosas que había hecho antes de entrar en el Parlament eran tan política como la de los señores trajeados. Mis novelas sobre la vida familiar y costumbrista eran política. Mi doble carga mental sobre el trabajo y la familia es política. Con este libro he intentado hacer pedagogía, aplicar una perspectiva de género a ámbitos como la sanidad pública, donde también deben tener cabida los cuerpos no normativos. Además muchas de nosotras nos hemos negado a elegir entre la vida y el poder, así que este es el momento en que debemos introducir la vida en los espacios de poder para que muchas puedan interesarse, participar e incidir.