CRÍTICA DE CINE

'Emma': Jane Austen busca su sitio

El filme captura con eficacia razonable la singular habilidad de Austen para combinar el romance genuino con la sátira

Nando Salvà

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Esta nueva adaptación de la cuarta novela de Jane Austen se sitúa en un territorio incierto entre la fidelidad y el revisionismo y entre el realismo y la estilización. El filme muestra cómo su joven y rica protagonista, cuyo periplo la lleva a comprender que debería afrontar sus propias necesidades emocionales en lugar de inmiscuirse en los asuntos sentimentales de los demás, y ganar así en humildad y madurez. La película por un lado captura con eficacia razonable la singular habilidad de Austen para combinar el romance genuino con la sátira y capturar todo el absurdo y el aburrimiento derivados de ser rico a principios del siglo XIX. En el proceso, por otro, no se molesta en actualizar la historia cara a las sensibilidades modernas, y eso no sería un problema de no ser porque tampoco posee el tipo de urgencia necesaria para hacerla relevante en nuestros días. 

La directora Autumn de Wilde, fotógrafa de renombre curtida en el mundo de la música, adorna el relato de espacios lujosos, colores pastel y composiciones precisamente planas que evocan el cine de Wes Anderson, y que sintonizan con un lugar y un tiempo en los que la ironía y la compostura triunfaban sobre las emociones explícitas. Y esa apuesta formal enfatiza la comicidad pero también genera un distanciamiento que dificulta el desarrollo de los personajes. Y aunque es cierto que la película poco a poco va dejando que las vulnerabilidades humanas afloren y adquiriendo así gravedad dramática, da la impresión de no capturar el alcance de los placeres y los dolores románticos con tanto detalle como podría.