Barcelonas

En busca del viejo 'cric-cric'

La tienda Music World es una burbuja en la que puedes darle un buen corte de mangas al 'big data'

zentauroepp55595822 contra bianciotto201028122047

zentauroepp55595822 contra bianciotto201028122047 / JORDI COTRINA

Jordi Bianciotto

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Se te va la vista hacia esas cajas de fruta colocadas a pie de calle, que no contienen peras limoneras ni higos chumbos, sino elepés con carátulas risueñas: Julio Iglesias, La Trinca, Olivia Newton-John... “LPs a partir de 20 céntimos”, te tienta el cartel. Y te detienes, y toqueteas los álbumes. Y abres la puerta. Suenan The Doors, y te sientes en casa ante ese espectáculo de cubetas como las de antes.

No es verdad que las tiendas de discos se hayan extinguido: en Barcelona tenemos unas cuantas, bellas y peleonas, como esta cueva del tesoro, Music World, que lleva casi 30 años traficando con rodajas grabadas. Ha estado tres meses cerrada (“por vacaciones”) y nos temíamos lo peor, pero el pasado viernes reabrió y su clientela acudió como si la buena nueva se propagara por telepatía.

El anzuelo de la caja de frutas

Aquellas cajas de fruta son un buen truco. “Mi mujer decía que no funcionarían, que nos iban a robar los discos, pero nos salvó”, se relame José Luis Fernández Alfaro, restregándole la victoria a ella, su ‘partenaire’ en el negocio. “¡Siempre hay alguien que se acerca y les echa el ojo, y acaba entrando!”, confirma Carmen Cuñado, disquera con pedigrí (Discos Balada, Pelayo 14). En una vida anterior fue integrante del dúo Mª Teresa & Mª Carmen, que en los 80 grabó un pintoresco ‘single’ (que me muestra entre bambalinas: no está a la venta) con una versión de ‘El baile de los pajaritos’.

Music World te hace perder el mundo de vista durante unas horas con sus contenedores de vinilos, compactos y DVD, pero es algo más que un almacén de reliquias. Ahora que todo lo vivimos a través de la pantalla, alivia encontrarte en un lugar donde puedes olvidarte por un rato de las notificaciones de ‘whatsapp’ y tocar objetos preciados, y olerlos, y comprobar si los discos llevan dentro la hoja de créditos (que tan poco parece importar a los ejecutivos de Spotify y compañía), y disfrutar de una situación que le da un buen corte de mangas al ‘big data’. Music World, aunque venda también por internet, es una burbuja, un vestigio de la era analógica. “Nos hemos matado a dar tarjetas, persona a persona”, ilustra José Luis. “Y cada disco que vendemos lo apuntamos en una libreta”, añade Carmen.

Vinilos con memoria

Él tenía 15 años en 1969, así que es un hombre con suerte. “Soy de Beatles y Stones sobre todo”. Tiene la enciclopedia del rock en la cabeza, y sus arranques de excentricidad. “Me gusta hacer el indio por la tienda, cantando y todo”. Es inspirador y relajante pasear entre esos discos con su memoria encriptada, que han aterrizado rebotados de un traslado en el que había que soltar lastre, o de una defunción. Ya nadie abandona una caja de vinilos junto al contenedor de basura: hay una conciencia vaga del valor, aunque pueden ser esos 20 céntimos o los 90 euros de un ‘Why?’, de Máquina!, en buen estado.

Compactos de lonchas plateadas, plantando cara al ‘streaming’, y elepés redivivos, que ya les representan más de la mitad de las ventas. Quién lo habría dicho en 1991. Mejor si son antiguos: los amantes del vinilo suspiran por el momento en que “dejas caer la aguja y se crea ese instante emocionante”, y por la audición con poso, carnosa e imperfecta. “Aunque suene ese cric-cric, les está bien”, me cuenta José Luis, entusiasta aun con la jubilación al acecho. “Pronto cumpliré 67”, desliza. “Pero hemos vuelto con ganas”.

MUSIC WORLD

Rosselló, 201. Barcelona

Teléfono: 93 218 22 84.

Suscríbete para seguir leyendo