Opinión | PERIFÉRICOS Y CONSUMIBLES

Javier García Rodríguez

Escritor y profesor de Literatura Comparada en la Universidad de Oviedo

Javier García Rodríguez

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Casa de citas (se nota)

Jeff Bridges, en un fotograma de 'El gran Lebowski'

Jeff Bridges, en un fotograma de 'El gran Lebowski'

Casa de hojas o casa de citas: los textos se hacen con otros textos, los libros se hacen con otros libros. Escribió Julia Kristeva que “todo texto se construye como un mosaico de citas”. La literatura es como una app de citas: un Darling, un Meetic, un Follamigos, un Solteros con Nivel, un Badoo, un Tinder (todos™) de las relaciones textuales. En un tema de Gente de Zona y Marc Anthony, el clímax de la fiesta latina se consigue a base de ampliar los invitados a la cita (una bacanal con emisores, receptores y contexto). Que si Miami me lo confirmó, que si Puerto Rico me lo regaló, que si Dominicana ya repicó, que si Perú con Honduras, que si Panamá trae la sandunga, que si Ecuador bilirrubina, que si Uruguay con Paraguay hermanos con Costa Rica, que si Bolivia viene llegando, que si Brasil ya está en camino con México, Colombia y Venezuela… Y cuando “la cosa está bien dura/la cosa está divina” es cuando “se formó la gozadera” (pero en 1985 el Gran Combo de Puerto Rico cantó, ay, “No hay cama pa tanta gente”).

La nota al pie tiene muy mala fama. En las obras académicas y ensayísticas cada vez se restringe más. Y qué decir de las obras de ficción, donde es como mentar a la bicha

Citas y más citas, notas y más notas. La nota al pie tiene muy mala fama. En las obras académicas y ensayísticas cada vez se restringe más, pero se mantienen los anodinos “estados de la cuestión”. Y qué decir de las obras de ficción, donde es como mentar a la bicha. No sabe uno si el uso de la nota al pie se trata de una huida de la imaginación (que ha estudiado Vicente Luis Mora) o un modo de mantener a la imaginación en la jaula a través de razones y estrategias de la creación coartada (en título perfecto de Javier Aparicio Maydeu). Si la nota va a favor o en contra de la escritura no creativa de Kenneth Goldsmith o si toda nota es un link.

Leo en Ravelstein, la soberbia novela con la que se cierra la obra de Saul Bellow, cómo el narrador afirma: “Siempre he tenido debilidad por las notas a pie de página. A mi modo de ver, una nota a pie de página, sea inteligente o perversa, ha redimido más de un texto”. Menos mal. Cuando yo jugaba al fútbol, allá por la temprana transición, el entrenador que nos preparaba repetía constantemente la directriz “al pie, al pie, hay que jugarla al pie”. En las citas hay que jugar(se) la nota al pie. Y si no le gusta a usted la nota, olvídela y busque al Nota, a Su Notísima, al Notarino de El gran Lebowski. No lo dude, dude.

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