Barcelonas

Respeto, sí; miedo, no

Pere Camps apela al poder de la razón sobre la oscuridad para salvar el festival Barnasants

Pere Camps, director de festival Barnasants, en el Casinet d'Hostafrancs

Pere Camps, director de festival Barnasants, en el Casinet d'Hostafrancs / periodico

Jordi Bianciotto

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Hay episodios que dejan una tierna impronta en tu corazón, como, por ejemplo, tu primera detención policial. “Fue en el concierto de Quico Pi de la Serra en los pasillos del Palau d’Esports, en febrero de 1976. Estaba con otros compañeros recogiendo fondos para la lucha obrera, aparecieron los agentes de paisano y acabamos en la Via Laietana”, evoca Pere Camps, cuyo destino, con semejantes antecedentes, estaba escrito: él dedicaría su vida al activismo sociopolítico y cultural, levantando barricadas de versos al frente del festival de cantautores Barnasants.

Esta muestra surgió en una época, los 90, en que pintaban bastos para los trovadores, pero suma ya 25 ediciones y sobrevive en tiempo de covid-19 fortificándose en el Casinet d’Hostafrancs, centro cívico con muy apropiados antecedentes obreros, vinculados a La España Industrial. Allí se desplegarán, las próximas semanas, los recitales del festival pospuestos por el confinamiento. Citas con cantautores como los que un día iluminaron a Pere Camps, que se reconoce como “un mal estudiante” que se enamoró de la poesía escuchando a Paco Ibáñez cantando a Rafael Alberti y a Raimon convirtiendo en canción las rimas de Salvador Espriu.

La importancia de organizarse

Pero lo suyo viene de más atrás, porque Pere Camps i Campos creció en una familia republicana por los cuatro costados, con historias de exilios y encarcelamientos sobrevolando las sobremesas, amenizadas por Radio Pirenaica y Radio París. Cuando el franquismo aún coleaba y él era apenas un veinteañero, salió en los diarios al emprender una huelga de hambre, protestando contra su despido en Rótulos Teixidó a causa de su incipiente sindicalismo en la órbita de CCOO. De ahí, a coordinar la Comisión de Parados de Barcelona, a espolear la huelga del ‘pequeño metal’ y a ejercer de secretario de organización.

Organizar, eso es lo suyo, también en el ámbito movedizo de la promoción cultural. Camps se estrenó montando el concierto de Sabina en la Monumental del 19 de junio de 1987, el funesto día del atentado de Hipercor, y no tardó en ganarse a Aute y a Silvio Rodríguez, al tiempo que promovía a un joven talento llamado Albert Pla. Su vocación activista seguiría ahí (fue portavoz de SOS Racisme), “pero no es bueno quedarte mucho tiempo en estos puestos". Hay que dejar correr el aire y que el micro vaya de mano en mano.

La canción que "te hace pensar"

Y en estas que, en 1995, “se nos muere Ovidi”, y Pere lo ve claro: hay que organizarse, sí, y demostrar que la canción de autor sigue viva, desafiando a los jóvenes leones posmodernos. Momento de poner el foco sobre la palabra cantada, sobre la canción “que hablara de las cosas que nos preocupan, desde el amor hasta la necesidad de justicia”. Ser un virtuoso del canto no es indispensable: “lo importante es lo que se dice y lo que te hace pensar”. Nació entonces Barnasants, y ahí sigue, ahora cerrando filas en el Casinet, donde establecerá su sede principal de una edición del 2021 que Pere proyecta con serenidad y determinación. ¿Miedo? “No, respeto. El miedo viene de la oscuridad, y el respeto es racional”.

Al rescate de los trovadores

El Casinet d’Hostafrancs (C/ Rector Triadó, 53) acogerá seis recitales de Barnasants repescados de la pasada primavera. Ahí estarán las voces Andreu Valor (7 de noviembre), de Enric Hernàez (8), Sílvia Comes (15), Xavier Baró (21), Ivette Nadal con Caïm Riba (22) y Roger Mas (28).

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