LO QUE NO SABÍAS DE...

David Pérez Sañudo nos explica las curiosidades del rodaje de 'Ane'

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Eduardo de Vicente

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En los últimos años da la impresión de que el cine en euskera se está abriendo camino en nuestras pantallas… y ya era hora. Jon Garaño, Jose Maria Goenaga y Aitor Arregi consiguieron el favor de la crítica con Loreak (Flores) y los premios de la industria con Handia mientras que la pareja Asier Altuna-Telmo Esnal alcanzaba una cierta repercusión con sus comedias Aupa, Etxebeste! y Agur, Etxebeste! y, más recientemente, Errementari: El herrero y el diablo (Paul Urkijo) o Akelarre, del argentino Pablo Agüero. A este grupo se une ahora el premiado cortometrajista David Pérez Sañudo con Ane que acaba de estrenarse y que es, justamente, la ampliación de su corto homónimo.

La acción transcurre en el 2009 y se centra en Lide (Patricia López Arnáiz), una mujer separada que trabaja como guarda de seguridad de la empresa que está construyendo la vía del tren de alta velocidad en Hernani y hace dos días que no sabe dónde se encuentra su hija, Ane. La chica se ha unido a los jóvenes que protestan por esta obra, se ha enfrentado a su madre y la llama “mercenaria del Estado”. Por ello recurre a la ayuda de su expareja y juntos intentarán saber qué ha pasado con la chica.

Es un filme sobre las relaciones intergeneracionales pero que también tiene como telón de fondo los últimos años de la organización terrorista ETA. El realizador adopta una mirada que no juzga, se limita a retratar lo que ocurre en las calles con realismo y sobriedad. La protagonista aporta el dramatismo que su personaje requiere y acaba siendo una película muy sincera y madura. El propio director, David Pérez Sañudo, nos cuenta las curiosidades del filme.

-Presentando una casa. “La presentación de la casa de la protagonista la hicimos en un plano secuencia. Los movimientos de cámara extremadamente lentos suelen ser delicados. La propuesta estaba muy clara y la materialización se debe a Ion Sáenz. Estupendo steady-cam”.

-La decoración de los pisos. “Ha estado especialmente trabajada junto a la directora artística, Izaskun Urkijo. Me gusta mucho una idea de la casa de la suegra de Lide, en la que vive Fernando. Hay una guitarra española colgada de la pared. En un momento, Lide se acerca y acaricia el mástil recorriendo con su dedo el hueco que deja una cuerda que falta. Un instrumento sin una cuerda... Algo falla. Una carencia no permite comunicar”.

-Las múltiples escenas de fuego. “Fueron rodadas por el equipo de efectos especiales, Drama FX, que había participado en Handia y con el que habíamos hecho varios cortos. El fuego es muy interesante, pictórica y formalmente. Es el calor absoluto, un estallido de colores cálidos y algo hipnótico. Ahí está su significado: esa calidez es lo que nos lleva a una doble interpretación, por un lado es la violencia, el daño y la sangre. Por el otro, es la máxima temperatura que se da en las relaciones más intensas, fílmicamente hablando, claro. ¿En cuántas canciones cursis hemos escuchado frases como “seré el fuego de tu hoguera”? En el fondo, es un subtexto asimilado para hablar también del amor, la protección, el hogar. La caseta de las obras, de alguna manera es el espacio de Lide”.

-Límite: cuatro horas. “Teníamos que rodar la secuencia de la fiesta y la posterior carga policial. Hacía un día horrible, invernal. Un frío descomunal y un viento de locos, que tiraba el decorado constantemente. Además, sólo tuvimos cuatro horas para rodar todo eso. Me parece un milagro que haya salido tan bien y creo que se debe a la gran capacidad de todos los figurantes y los actores de la secuencia. Y, muy especialmente, a la gran habilidad de Víctor Benavides y Ernesto Báez operando las dos cámaras que tuvimos ese día. Fue como ir a una batalla”.

-La ventana indiscreta. “En la escena de la conversación entre los padres solo se les ve a la izquierda de la pantalla como si los espiáramos a través de una ventana… La distancia formal le da una gran presencia al pasillo y, por lo tanto, al vacío. En esa casa no sólo falta Ane sino que ya no vive el que ha sido el padre de la familia. Es un espacio, por tanto, fantasmal en el que la huella y la ausencia cobran relevancia. Por otro lado, apuntaré que era una secuencia compleja a nivel interpretativo y que a los actores les chocó e incluso les incomodó que se filmara con tanta lejanía. No obstante, al final todos coincidimos en que es uno de los puntos álgidos de la película”.

-La bebida roja energética. “En varios momentos se ve a Lide con una bebida roja, como símbolo de la protección, el amor, el deseo... Es un personaje que da sorbos constantemente. Que busca, necesita, reclama un cariño inexistente. En cuanto aparece Ane, vemos que la hija también recurre a esa costumbre. Son tal para cual”.

-Las pintadas, pancartas y otros símbolos de protesta. “Hubo una investigación por parte del departamento artístico. Tuvimos mucho cuidado de no aproximarnos en exceso a la simbología propia del conflicto vasco, porque para nosotros no se habla de eso. Respecto a las pintadas y los murales, los barrios en los que rodamos son así. Y eso es lo que nos encanta”.

-El conflicto social, ¿real o ficticio? “La película trabaja en el territorio de la ficción, de la creación. Un barrio ficticio atravesado por un conflicto real. Los sucesos de la realidad, seguramente, han sido más drásticos, violentos y ajetreados que los mostrados en la película. No obstante, no podemos olvidar que en la película, el conflicto social es contextual y sirve, únicamente, para hablar de la comunicación. Por eso, el interés en la presencia de un tren (símbolo de la comunicación y, al mismo tiempo, del transcurso de la vida, de lo pasajero). No obstante, podría haber estado localizado en otro lugar. Cuando estábamos rodando alguien del equipo trajo una noticia muy desoladora: se estaban planteando hacer una autopista entre Cádiz y Sevilla y ésta amenazaba con “rozar” o incluso atravesar una parte de Doñana”.

-Reproduciendo unas obras. “Rodamos en las obras del Tren de Alta Velocidad. Tuvimos que destinar bastante dinero para alquilarlo, la verdad. Pero sí, las obras continúan ahora y se ha rodado en el propio lugar. Eso sí, toda la maquinaria la llevamos nosotros. Está localizado en un municipio llamado Luko, en Álava”.

-Un bar, un gimnasio y un hospital. “Esas secuencias fueron muy agradables de rodar. Pudimos cuidar la puesta en escena. La gran anécdota podría encontrarse en el bar El Andaluz, en el interior. Encontramos un local deteriorado por una serie de incidentes, pero es que eso era perfecto para rodar lo que nosotros queríamos”.