SELECTO AMBIGÚ

La risa como terapia

El director Cesc Gay encara el otoño con un doblete sobre el polvorín de las relaciones: la película 'Sentimental', con Javier Cámara, y la pieza teatral '53 diumenges', con Pere Arquillué

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Olga Merino

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Si vivir del arte ya supone de por sí un vértigo de funambulista, el maldito virus ha impuesto en el sector de la cultura la filosofía de apretar la mandíbula sin más expectativa que el día a día. En este otoño raruno, la casualidad ha querido que a Cesc Gay le coincidan dos estrenos: el de la película 'Sentimental' (con Javier Cámara, el 30 de octubre) y el de la obra de teatro '53 diumenges' (con Pere Arquillué, el 28 de noviembre, en el festival Temporada Alta de Girona). El director y dramaturgo afronta el doblete con ilusión, como debe ser, y reconoce que, aun estando el ambiente como está, el hecho de que la industria norteamericana haya congelado sus estrenos deja, al menos en el caso del cine, cierto margen de maniobra, un espacio de desahogo para que los filmes no sean flor de un día. 

En ambas obras, Gay vuelve a transitar por un territorio en el que se mueve como pez en el agua; esto es, los resortes de las relaciones humanas, la complejidad de los apegos, la vida doméstica donde se cuecen a fuego lento las viejas rencillas irresolubles. Medio en broma, medio en serio, dice que a él gustaría escribir guiones sobre asesinos, historias de género, pero que siempre regresa a su mundo, a inspeccionar lo cotidiano bajo el microscopio (si algún día se le ocurriera mezclar ambos universos, el resultado podría ser un festín). Así, la pieza teatral '53 diumenges' disecciona el vínculo de amor–odio entre tres hermanos que convierten una velada familiar en una bomba de relojería, mientras que la película revisita la madre de todas las batallas: la vida en pareja.

'Sentimental' es la adaptación del debut teatral de Cesc Gay hace cuatro años con 'Los vecinos de arriba', una obra que cosechó un éxito de público tanto en la versión catalana (90.000 espectadores) como en la castellana (150.000). En ella, Julio (Javier Cámara) y Ana (la argentina Griselda Siciliani) conforman una pareja veterana, de las que ya ni se miran ni se tocan, hasta que una noche deciden invitar a sus vecinos, Salva (Alberto San Juan) y Laura (Belén Cuesta), más jóvenes y con mucha más cama que ellos. Por supuesto, se lía. El cineasta quería escribir sobre esos matrimonios, ni contigo ni sin ti, que han hecho de la convivencia un campo minado, cuajado de reproches y combates dialécticos, un caldo de cultivo del que han germinado obras maestras como '¿Quién teme a Virginia Woolf?', con Liz Taylor y Richard Burton. 

Una batalla campal diaria sobre la mesa del comedor. ¿Qué necesidad había de llegar hasta ahí? Gay aborda el asunto desde la esperanza y la risa, desde el «intentémoslo», lejos del consumismo afectivo de quien cambia de 'partenaire' como quien se muda de calcetines. Un tema agridulce, tragicómico, uno de esos papeles que borda Javier Cámara, quien ya le demostró con creces su versatilidad al director en 'Truman', en la difícil tesitura de acompañar a alguien que se está muriendo (Ricardo Darín).

Para escribir 'Sentimental', el guionista se inspiró en las grandes comedias norteamericanas de los años 40, las 'screwball comedies', cuando el guion, como la pelota en el béisbol, rompe su trayectoria con un quiebro inesperado. Ritmo trepidante, diálogos muy picados y actores como Cary Grant, Katherine Hepburn o Spencer Tracy. Películas que ayudaron a levantar la moral después de la Gran Depresión.

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