LOS DISCOS DE LA SEMANA

Crítica de 'Serpentine prison', de Matt Breninger: la voz que reconforta

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Jordi Bianciotto, Juan Manuel Freire, Roger Roca, Ignasi Fortuny

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Tras haber contribuido a colocar a The National en la franja alta de los carteles festivaleros, Matt Berninger mueve pieza con su primer álbum en solitario, su segunda singladura ajena a la banda tras aquel artefacto llamado EL VY, cinco años atrás. En ‘Serpentine prison’, publicado este viernes, el cantante de Cincinnati, Ohio, se decanta por explorar sus inquietudes más introspectivas en un cancionero de claroscuros, ‘tempos’ reposados y protagonismo para su carisma como maduro barítono, ahora expresado en modo confesional.

Este proyecto arrancó cuando, tras terminar la grabación del penúltimo disco de The National, ‘Sleep well beast’ (2017), Berninger se sintió interesado por cocinar por su cuenta un álbum de versiones, tarea para la cual quiso contar con un cómplice de alto pedigrí, Booker T. Jones. Al cantante le atraía tirar del hilo de un álbum histórico que este firmó como productor en 1978: el delicado ‘Stardust’, de Willie Nelson, compendio de estándares del ‘American song book’ tocados por el ángel. Pero, aunque llegó a modelar algunos ‘covers’ (como ‘In between days’, de The Cure, y ‘Holes’, de Mercury Rev; ambos publicados con fines benéficos), el cantante cambió luego de planes a favor de un repertorio de estreno, diez temas cuya atmósfera se ha ido distanciando de aquel originario ejemplo a seguir.

Meditación en voz alta

Porque ‘Serpentine prison’ no presenta el halo de magia serena que envolvía ‘Stardust’, sino que está hecho de materiales líricos más opacos, vinculados con tinieblas interiores, y sobre todo es mucho más oscuro en términos musicales. Priman el salmo narrativo y la meditación casi susurrada sobre tejidos artesanales, ya sean pianos espartanos o guitarras con reverberación. La impronta soul o ‘r’n’b asociable a Booker T. Jones, el líder de los honorables Booker T &The M. G.’s, se percibe de un modo muy suave, en ciertas dinámicas vagamente galopantes y en el toque con alma que impregna los arreglos. Ahí cabe destacar ‘One more second’, pieza que Berninger canta con el pulso impresionista de un Stuart Staples, de Tindersticks, grupo que hace ya muchos años transitó caminos cercanos (véase ‘Simple pleasure’, 1999). Esta es una de las canciones más destacadas y con más volumen instrumental, incluyendo sabrosas pistas de un órgano manejado por el propio Jones.

‘Serpentine prison’ no pone las cosas fáciles con su tendencia a la linealidad, pero tras varias escuchas se alzan sibilinamente piezas como ‘Silver springs’ (dueto con Gail Ann Dorsey, la que fue larga cómplice del David Bowie de madurez) o la ‘bluesy’ ‘Take me out of town’, que incorpora metales en su ‘crescendo’ con aura mística. Y la muy frágil ‘Oh dearie’, que gira en torno a la depresión, confirmando a ‘Serpentine prison’ como un discreto y reconfortante compañero para momentos de desamparo. Jordi Bianciotto

OTROS DISCOS DE LA SEMANA

En su primer disco en tres años, Future Islands siguen el exitoso modelo de 'Singles' (2014) y 'The far field' (2017): un synth-pop de júbilo tranquilo, vocalmente manierista pero encantador, en torno a relaciones que salen mal. Pero los 'hits' no son tan fáciles de señalar (lo más parecido quizá sea 'Waking', con sintetizadores brillantes como el sol) y se echa en falta alguna sorpresa sónica, alguna salida del redil. Empiezan a sonar a imitación pálida de quienes fueron. Juan Manuel Freire

La trompeta delicada y quebradiza de Benet Palet es como un imán. Por mucho que ocurra en el resto del grupo -y en un trío con Marco Mezquida al piano y David Mengual al contrabajo ocurren muchas cosas-, cuando entra la trompeta es como si todo lo demás pasara a segundo plano. Palet lo mismo convierte en canción una pieza de Ornette Coleman que una de Keith Jarrett, un aria de Händel o una preciosa melodía de Mengual, 'Sorra entre les mans'. Música honda, serena y un punto melancólica, ideal para días de recogimiento. Roger Roca

En el que es ya su séptimo disco, Maka sigue estrechando la relación entre el flamenco y la música negra y latina. ‘Bendiciones’ pasa por mucho ritmos que se difuminan entre sí, algo que ha caracterizado siempre al granadino, e incluye colaboraciones exitosas y coherentes (Pablo Chill-E, Dellafuente, Galvan Real…). El artista pone sus vivencias –y lecciones aprendidas- al servicio de su música para hacer desde temas bailables hasta de corazón compungido. Un artista que no tiene reparos en mostrarse vulnerable y arrepentido. -Ignasi Fortuny

El que fuera timonel del grupo Rosa-Luxemburg crea nuevas realidades paralelas desorbitadas a través de la canción pop. En su tercer álbum en solitario, la invocación a Saturno le sirve para fabular en torno a lo que podría haber sido y nunca será. Sin drama, con apuntes sarcásticos, innegociable vocación teatral e imaginativas soluciones instrumentales. Hablan a favor la radiante ‘L’esperança’, el giro sardanístico de ‘El castell’ o la mirada ácida con fondo de claqué de ‘La distopia’. J. B.

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