ANIVERSARIO

Miguel Delibes, el castellano huraño que conocía el futuro

Cuando se cumplen 100 años de su nacimiento, las preocupaciones del autor de 'El camino' son más acuciantes que nunca

Valladolid rinde homenaje a Delibes con una escultura a tamaño real

Valladolid rinde homenaje a Delibes con una escultura a tamaño real. / periodico

Elena Hevia

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Miguel Delibes no era un hombre fácil. Jesús Marchamalo, comisario de un año Delibes que se ha visto descafeinado por el covid, recuerda en el prólogo de ‘El libro de Miguel Delibes' (Destino) -con textos seleccionados por él y profusamente ilustrado-, cómo en el legendario programa de entrevistas que Joaquín Soler Serrano le dedicó en Televisión Española, el autor respondía a la pregunta de su proverbial aridez en el terreno social: "La hurañía es algo que me ha caracterizado desde niño. Pero en el sentido de retirarme y no querer conversar con las gentes; me gusta conversar, lo que no me gusta es conversar a codazos". La mala interpretación de ese carácter adusto, de reseco castellanismo, casi de monje cartujo terminó por acuñar una discutible imagen de señor tristón y retrógrado en los años en los que vincular tecnología con progreso era la ley, sin que importara demasiado dónde nos iba a llevar ese camino.

A los 100 años de su nacimiento, que se cumplen este sábado, la España de Delibes, su tremenda mirada que se concreta en novelas como ‘Los santos inocentes’, ‘Cinco horas con Mario’, ‘El camino’ o ‘El disputado voto del señor Cayo’, paradójicamente, está en boca de muchos autores jóvenes que en estos momentos están rescatando sus libros. "Quien tache a Delibes de retrógrado, sencillamente es que no lo ha leído", resume Sergio del Molino que convirtió al autor de Valladolid en uno de los personaje clave de su exitoso ensayo ‘La España vacía’.  "Es muy probable que yo no me hubiera atrevido a escribir ‘La España vacía’ en vida de Delibes. Siempre fue un tipo alejado de todo, una especie de ermitaño que tenía una sensibilidad y unos planteamientos minoritarios y extraños para la España de la época, no solo para el franquismo, también para la izquierda", apunta Del Molino. Lo sorprendente es que sus libros supieron conectar muy bien con el público, nunca dejó de vender. Y esa rareza es muy probable que sea mejor comprendida hoy que en su momento. La sorpresa es que, puestos a rascar los intereses del autor mínimamente, aparecen aspectos que interpelan de forma muy directa los intereses prioritarios de este convulso siglo XXI.

El protector de la Tierra

"La Humanidad no tiene sino una posibilidad de supervivencia: frenar su desarrollo y organizar la vida comunitaria sobre bases diferentes a las que hasta hoy han prevalecido. De no hacerlo así, consumaremos el suicidio colectivo en un plazo relativamente breve". No, no se trata de un discurso de anteayer de Greta Thunberg sino el que leyó Delibes en su ingreso a la Real Academia en ¡1975, a pocos meses de la muerte del dictador! Y es que el escritor fue un activista ecológico de primera hora. Un autor preocupado por el tema como Gabi Martínez, que acaba de publicar ‘Un cambio radical’, un libro que toma como referente al escritor castellano, lo admira por ello: "Delibes, influido e ilustrado por su hijo biólogo [durante años dirigió la Estación Biológica de Doñana]  llegó a reclamar el crecimiento cero para la economía española. Mientras el país solo deseaba disparar sus ingresos, él apostó por reinvindicar el informe Meadows que advertía sobre los enorme desastres que iban a provocar a corto plazo las economías desbocadas". Quizá la faceta de cazador del autor es la que hoy nos pueda descuadrar en ese retrato, pero Martínez aduce que el escritor defendió la caza "sin trampas que dieran ventaja al humano, un tú a tú que concediera al animal la posibilidad ‘real’ de esquivar a su perseguidor".

Delibes, con su hijo Juan, en el campo de Burgos, en los 60 / FUNDACIÓN MIGUEL DELIBES

El valor de lo rural

Mientras los grandes autores de la generación de los 50, como Juan Marsé o Luis Martín Santos, localizaban sus historias en las grandes ciudades que se engrandecían y transformaban a partir del éxodo rural, Delibes adoptó la mirada diametralmente contraria. "Es el primer escritor -asegura Del Molino- que entiende en tiempo real lo que está pasando en el campo y lo cuenta desde primer línea del frente. Lo hace además, desde distintas perspectivas, incluso desde la política, en ‘El disputado voto del señor Cayo', por ejemplo". María Sánchez, escritora y veterinaria que en la exitosa ‘Tierra de mujeres’ relató  la vida en el campo desde una inédita perspectiva femenina y reivindicativa, acaba de publicar ‘Almáciga’, una recopilación de léxico en vías de perderse vinculado a la tierra. La autora considera a Delibes una bandera que ondear al considerar que el progreso, tal como se entendía en los 60 y 70, "suponía arrasar con el campesinado". También destaca su papel como conservador del patrimonio cultural lingüístico. "No de la cultura popular como suele decirse sino de la cultura con mayúsculas que sale de la tierra: las voces, las narraciones, los acentos…"

El feminista

Sí, de acuerdo. Miguel Delibes, hombre tradicional antes que nada no es lo que se entiende hoy por ese término, pero hay que reconocerle la lucidez y el arrojo de retratar no solo a una mujer, Menchu velando el cadáver de su marido, sino también de situar a base de reproches -que hoy nos pueden parecer dibujados con trazo grueso- las aspiraciones y penurias de una vida matrimonial en la España de los 60. Jenn Díaz, que acaba de sacar un pequeño ensayo sobre ‘Mujer y poder’, valora ‘Cinco horas con Mario’, que fue novela y obra de teatro incombustibles, señala la distinta vara de medir de la crítica de entonces: "Las novelas costumbristas escritas por mujeres que relataban la vida hogareña tenían una consideración menor. Pero el Delibes que escribió novelas feminizadas, poniendo en valor todo aquello que pertenecía a la esfera privada, y por tanto a la mujer" recibió aplausos de la crítica como "retrato del alma humana".

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El comprometido

Delibes mantuvo un pensamiento independente frente al franquismo que le llevó a chocar no pocas veces con el régimen como autor y como periodista. "Como director de 'El Norte de Castilla' tuvo que enfrentarse a la censura -explica Jesús Marchamalo-, que no solo se quejaba de lo que publicaba, sino de aquellas directrices que ignoraba respecto a lo que se debía publicar. Padeció un largo catálogo de expedientes, desavenencias, advertencias más o menos veladas con las que se intentó amordazarle hasta que al final fue obligado a dimitir". Para Marchamalo solo hay que leer ‘Las ratas’, 'Los santos inocentes' o ‘El príncipe destronado’ para apreciar "la defensa que hace de los más desprotegidos, los desfavorecidos y la denuncia de los opresores".  

Lo dicho, un tipo raro este Delibes que fue muy celebrado en su momento, pero está siendo reivindicado por visionario, asceta y perfecto profeta.

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