EXPOSICIÓN EN BARCELONA

El carboncillo vibrante de William Kentridge toma el mando en el CCCB

El centro barcelonés expone en primicia mundial los 11 filmes de la serie 'Drawings for Projection' que han consolidado al artista sudafricano en el mapa del arte contemporáneo

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Mauricio Bernal

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En 1989, el sudafricano William Kentridge llevó a cabo el primer filme de animación de los 11 que de momento conforman la serie ‘Drawings por Projection’. Lo tituló ‘Johannesburgo, la segunda ciudad más grande después de París’. Aunque entonces no sabía que inauguraba una prolífica serie, Kentridge estableció las pautas de lo que vendría después: el uso del carboncillo y del pastel, la aplicación de técnicas de animación básicas y la creación de dos personajes que pondría al servicio de su particular ejercicio narrativo: el magnate Soho Eckstein y el poeta Felix Teitlebaum. De esa materia prima se ha servido durante más de tres décadas para reflexionar sobre la sociedad sudafricana, pero también para llevar a cabo un ejercicio introspectivo sobre asuntos como la memoria y el paso del tiempo. ‘Drawings por Projection’ fue el trabajo que consolidó a Kentridge en el mapa del arte contemporáneo.

También forma parte de la muestra la majestuosa vídeoinstalación 'More Sweetly Play the Dance' 

“De haber sabido que empezaba una serie quizá habría sido más cuidadoso con los personajes”, dijo un Kentridge con sentido del humor este jueves, conectado por video a la rueda de prensa previa a la inauguración de ‘Lo que no está dibujado’, la primera exposición que pone en marcha el CCCB desde la llegada de la pandemia y sin duda uno de los platos fuertes del otoño artístico barcelonés. De ese proyecto que ha ocupado la mitad de su vida, el CCCB se da el lujo de ser el escenario de una primicia, pues es la primera vez que se exponen juntas las 11 películas. A la más reciente, ‘City Deep’, Kentridge le dio el acabado hace pocos meses y la estrenó el pasado día 1 en Johannesburgo, pero no la había mostrado aún con sus 10 hermanas. Una acertada arquitectura museística convierte la experiencia de verlas reunidas en un cautivador placer.

Dibujar y borrar

Son audiovisuales cortos, de entre tres y nueve minutos de duración, a través de los cuales es posible seguir la historia reciente de Sudáfrica: desde los últimos coletazos del ‘apartheid’ hasta la situación actual, marcada por la brecha cada vez más grande entre pobres y ricos. “No he intentado jamás ilustrar el ‘apartheid’”, advirtió Kentridge alguna vez, rechazando la castrante posibilidad de ser considerado un cronista. No, es mucho más: es un artista imbuido de su tiempo y de su país, sin duda, pero libre como cualquier artista merecedor de ese título. Es político el arte de Kentridge, pero también es un corpus estético. Es social, pero también contiene la duda que es el motor de todo creador. “Dibujar y borrar, dibujar y borrar”, describió el artista su manera de trabajar, sentado a su mesa de trabajo, en su taller.

Es "un artista que no conoce límites expresivos", dijo el jefe de Exposiciones del CCCB, Jordi Costa

Coproducida por el CCCB, el Eye Filmmuseum de Amsterdam y la Fundació Sorigué, la muestra no se detiene ni mucho menos en los ‘Drawings for Projection’, y tiene un segundo capítulo igual de seductor en la majestuosa vídeoinstalación ‘More sweetly play the dance’, ocho pantallas en cadena y 40 metros de homenaje al concepto de procesión: la procesión de los desposeídos, la de los refugiados, la de los que bailan a la muerte. Hipnótica pieza. Si a eso le sumamos los tapices y dibujos de Kentridge, adquiere todo el sentido la frase de Jordi Costa, jefe de Exposiciones de centro barcelonés: “Las múltiples facetas de un artista que no conoce límites expresivos”. Un regalo otoñal.