ESPACIO FOTOGRÁFICO EN BARCELONA

El nuevo KBr abre al público con una retrospectiva del inquietante Bill Brandt

El centro de la Fundación Mapfre inicia su andadura con una magnífica exposición del fotógrafo británico y otra sobre la obra del estadounidense Paul Strand

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Mauricio Bernal

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Y entonces, Bill Brandt quiso ser reconocido como artista. Un auténtico, un verdadero artista. Un poeta. Corría el año de 1944 y el fotógrafo británico nacido en Alemania adquirió una cámara Hasselblad Supreme Gran Angular, por un lado, y una cámara de placas de las que entonces empleaba la policía, y con ellas se lanzó a fotografiar desnudos, el gran tema del arte occidental. No hay noticia de que quedara insatisfecho con el resultado. Los desnudos de Brandt destilan una extraña hermosura, una cualidad onírica hija de la contraposición entre lo bello y lo siniestro, que él lleva al límite. “Quería cambiar la forma de la realidad, y la distorsión que obtuvo gracias a esas cámaras, una para las fotos en interiores y otra para las exteriores, fue lo que le dio esa nueva forma”. Brandt creó su propia visión del cuerpo femenino.

EL KBr, en los bajos de la Torre Mapfre, tiene 1.400 metros cuadrados, dos salas de exposiciones, sala polivalente, auditorio y librería

Las palabras son de Ramón Esparza, comisario de una de las exposiciones que inauguran la andadura del nuevo centro fotográfico de la Fundación Mapfre en Barcelona. El KBr. Se trata de un espacio de 1.400 metros cuadrados ubicado en los bajos de la torre de la aseguradora en el Port Olímpic –con entrada por la avenida del Litoral– dotado de dos salas de exposiciones, un auditorio, una sala polivalente y una librería; un lugar que sus responsables quieren convertir en enclave fotográfico de la ciudad. “Hay un mundo de la fotografía desarrollado y potente en Barcelona y queremos formar parte de esa red”, dice la directora de cultura de la fundación, Nadia Arroyo. El nuevo centro ha supuesto una inversión de 3 millones de euros.

En una palabra: 'unheimlich'

Viendo las 186 fotos de la retrospectiva dedicada a Brandt, lo que llama la atención es que no se considerara un verdadero artista hasta los desnudos. Marcado por la escuela surrealista desde su paso por París en 1930, donde ejerció fugazmente de ayudante de Man Ray, no hay duda de que realmente quedó marcado: se respira ese aire en gran parte de sus imágenes, como si estuvieran tocadas todas por la misma varita, en mayor o menor medida: bien los reportajes que hizo en Londres durante la guerra, bien los paisajes o bien los retratos, que son los grandes temas de la muestra además de los desnudos, y las cuatro sustanciales patas que aguantaron el edificio de Brandt. Y sin embargo, si fuera necesario definir en una palabra su obra, no sería ‘surrealista’, y además, sería una palabra alemana, como él: ‘unheimlich’.

En Brandt, el 'unheimlich' es inquietud, una sensación de constante amenaza, la zarpa de lo siniestro rondando por ahí

Es un término freudiano, y se refiere a lo que hay de ominoso en lo que nos es familiar. En psicoanálisis sirve para explicar algunas horrorosas derivas de la angustia; en Brandt es inquietud, es una sensación de constante amenaza, es la zarpa de lo siniestro rondando por ahí. En el apartado de los retratos, Esparza destaca uno de Francis Bacon en Primrose Hill, en Londres, en 1963, que podría ser la mismísima definición del ‘unheimlich’ de Brandt: en un extremo del encuadre aparece el pintor, cuya mirada se estrella con la orilla de la imagen, porque lo que importa es lo que hay detrás: un cielo encapotado y una farola intempestiva, un paisaje yermo y unos árboles como criaturas. “Es la mejor foto de Bacon que hay”, dice Esparza.

El ojo izquierdo de Tàpies

No son menos inquietantes sus ojos, las fotografías de ojos que llevó a cabo en los años 60: el derecho de Víctor Vasarely, el izquierdo de Max Ernst, el izquierdo de Antoni Tàpies, el derecho de Jean Dubuffet. Primeros, primerísimos planos de “esos ojos que cambiaron la forma de ver el mundo”, explica Esparza. Es decir que no fotografía ojos, Brandt: fotografía miradas. Pero descubre a la vez cuán inquietante, cuán siniestro, cuán ‘unheimlich’ puede ser ese conjunto de globo ocular y párpados y cejas y arrugas paquidérmicas o de reptil.

Las dos muestras estarán abiertas al público hasta finales de enero

Y eso depara el Espai 1. Al lado, el Espai 2 acoge una muestra sobre el trabajo del neoyorquino Paul Strand, otro renovador de la fotografía del siglo XX. Será la dinámica que marcará la actividad museística del centro: el Espai 1 para las grandes retrospectivas y el Espai 2 para las exposiciones de la propia colección. Las dos muestras estarán abiertas al público hasta finales de enero.