NUEVA NOVELA

Aborto y maternidad, bajo el bisturí de Marta Orriols

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Anna Abella

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Una mujer le dice a su pareja “Estoy embarazada. No quiero llevarlo adelante”. Esa frase, que remite a la decisión de abortar y “a las contradicciones, dudas y ambivalencia de sentimientos” sobre la maternidad y la no maternidad, engloba el tema sobre el que Marta Orriols (Sabadell, 1975) indaga, intentando “entender y reflejar el mundo” en el que vive, en 'Dolça introducció al caos' (Periscopi; traducción al castellano en Lumen), título tomado, con permiso, de una canción de Extremoduro.

Como aquí, también en su anterior y celebrada novela, 'Aprendre a parlar amb les plantes' (donde la autora destilaba sus propios sentimientos por la muerte de la pareja), la protagonista no quería tener hijos, algo que en la sociedad actual aún parece mal visto. “Es una crítica a eso, sí. Hoy aún parece que debas justificarte, cuando una mujer es libre de ser madre o no serlo. La gente que considera un acto egoísta no tener hijos creo que en el fondo está reflejando sus propios miedos y rencores por lo que les ha supuesto tenerlos –lamenta la autora, madre de dos hijos-. Yo defiendo que tan válida es la maternidad como la no maternidad. Si una mujer no quiere tener hijos se la juzga y se dice que no está completa. Como si el hecho biológico de ser mujer comportase la obligatoriedad de ser madre. Ser madre es una opción. No está normalizado no querer tenerlos”. De hecho, añade citando a Lina Meruane en ‘Contra los hijos’, en castellano no existe ningún término que lo defina. “En inglés, sí. ‘Childfree’ es una mujer que no lo desea y ‘childless’, que no los tiene y encima lleva el estigma por ello”.  

"El debate sobre el aborto no debería existir. Si una mujer no quiere tener un hijo no tiene que tenerlo"

Orriols atribuye en parte esta visión al “tipo de maternidad idealizada que nos han vendido” y la polarización de opiniones que genera el tema. “Parece que o la denigras o la defiendes. No es blanco o negro. La novela muestra los grises y las dudas por ambas partes”. Como en el aborto, que aquí “es el eje vertebrador de las decisiones de la pareja”, Marta y Dani. “El debate sobre el aborto no debería existir hoy. Si una mujer no quiere tener un hijo no tiene que tenerlo. Punto. Es primitivo que aún haya países que lo castiguen hasta con prisión”. Y reflexiona Orriols sobre “el miedo y la culpa que envuelve el hecho de abortar voluntariamente”. “La opinión de los demás, desde las mismas leyes, siempre entra en la vida de las mujeres. Te hacen sentir culpable y te dicen qué hacer y qué no, cuando es una decisión sobre tu propio cuerpo”. 

A pesar de ello, la novela da más peso al personaje de Dani. “Quería romper los estereotipos masculinos, de fuerza, de una masculinidad afectada por el hecho de ser padre. Su voz y sus sentimientos hacen que Marta, que primero tiene muy clara su decisión, se tambalee”. 

Precariedad milenial

Sus protagonistas son milenials. Ella, fotógrafa, no desea ser madre, “no quiere asumir las renuncias profesionales y personales que le implicaría un hijo”. Él, guionista, “marcado por la ausencia de su padre siendo niño”, sí desearía que siguieran adelante con el embarazo. “Quería reflejar cómo el entorno sociopolítico, la crisis de valores, económica, institucional… influyen en las decisiones más íntimas y personales que acaban definiendo tu vida. Es cierto que todas las generaciones lo han pasado mal. Mis padres tuvieron tres hijas en los 70 y la situación ya era precaria, pero no se plantearon no tenerlos. Aún en mi generación la maternidad era casi incuestionable. Hoy la sociedad es más individualista. Yo tengo casi 45 años pero si hoy tuviera 30 no sé qué habría hecho en el lugar de la protagonista viendo este mundo en decadencia, de crisis climática, de esas derechas que vuelven y con un covid que llega y lo arrasa todo”. 

“Sigo tan bloqueada para escribir como al inicio del confinamiento. Suerte que ya había entregado la novela”, confiesa Orriols, quien se resiste aún, por lo que ello implica, “admitir que la pandemia ya forma parte de nuestro día a día”. 

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