LIBRO

Crítica de 'Un tío con una bolsa en la cabeza': el reinado de un corrupto.

Alexis Ravelo construye una novela en la que narrador, víctima e investigador confluyen en un mismo personaje

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Marta Marne

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Gabrielo está maniatado en el salón de su casa, con una bolsa de basura en la cabeza. Dos tipos acaban de robarle y le han dejado de esta guisa. Le quedan pocos minutos de vida pero necesita encontrar respuestas y averiguar quién está detrás de todo esto. Y hacerlo antes de que se le acabe el tiempo.

‘Un tío con una bolsa en la cabeza’ (Siruela, 2020) está construida como un monólogo interior, alternando de forma magistral la primera persona y la segunda. Las frases cortas -casi taquigráficas- le otorgan ritmo al texto. Las largas simulan cómo funciona la mente humana, saltando de un tema a otro casi sin orden ni concierto. Una vez que Ravelo posiciona al lector para que no olvide lo que está ocurriendo arranca una narración en la que rememora la vida del protagonista. Corrupción política, urbanística, económica; una suerte de mafia institucionalizada que ejerce su poder por encima de todo y de todos. No importan los lazos de sangre, de amistad o de lealtad. Lo primordial es conseguir caer el último.

Los personajes de Alexis Ravelo están hechos de piel mucho más que de tinta. Ni los buenos lo son por completo, ni los malos son la iniquidad hecha carne. Aman, sienten y sufren, aunque puede que no siempre lo hagan por los motivos más éticos. Aquí se mete en el pellejo de un hombre que se ha vendido. Sin excusas. Alguien que ha sacado provecho a costa de los demás. Pero también deja bien claro que no existe corrupto sin su corruptor. Que para que existan los sobornos y los privilegios uno debe estar dispuesto a darlos y otro a recibirlos. Una carretera de doble dirección y sin casilla de salida.