REGRESO A LA ACTIVIDAD

El Liceu vuelve a vibrar tras un parón de seis meses

Radvanovsky y Beczala conquistar nuevamente el corazón de unos juiciosos liceístas

El Liceu reabre puertas tras seis meses cerrado por el coronavirus

El Liceu reabre puertas tras seis meses cerrado por el coronavirus. / periodico

Pablo Meléndez-Haddad

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El coliseo lírico barcelonés optó por un camino muy diferente del que escogió el Teatro Real de Madrid, que en cuanto pudo, ya en junio, programó ópera y conciertos tanto en 'streaming' cómo presenciales, incluyendo 27 funciones de 'La Traviata' en julio. El Liceu, en cambio, cerró en marzo y así se mantuvo hasta el recital de este domingo, extraordinario. Los liceístas, emocionados y con gran sentido de la responsabilidad, fueron ocupando sus localidades en orden, según el horario que indicaba la entrada para evitar aglomeraciones. La 'nueva normalidad' en el Gran Teatre se consolidaba con la mitad del aforo, mientras la prudencia en el escenario se veía reflejada en un recital a cargo de dos cantantes acompañados de piano velando por la seguridad sanitaria de público, artistas y trabajadores.

Una velada, en todo caso, decididamente triunfal, en la que se impuso la excelencia de dos auténticas estrellas muy conocidas por el público liceísta: la soprano canadiense de origen estadounidense Sondra Radvanovsky y el tenor polaco Piotr Beczala. Ante tanto talento fue imposible evitar los vítores entre el público, esos que no se recomiendan en otras salas de Europa.

Atronador recibimiento

Antes de comenzar, y en medio del atronador recibimiento, Radvanovsky, sin poder contener las lágrimas, agradeció el honor de ser partícipe de esta inusual inauguración de temporada, "la de un teatro que ha estado seis meses cerrado", mientras Beczala afirmaba que era "maravilloso" ser uno de los dos primeros cantantes que subían a este escenario después de la interrupción obligada de la actividad artística por la pandemia.

nadie mejor que Verdi para abrir y cerrar este reencuentro que se ofreció sin descanso y sin programas impresos. Arias de ‘Luisa Miller’ y ‘La forza del destino’ abrieron el fuego. Beczala se impuso en 'Quando le sere al placido' con un fraseo de ensueño y Radvanovsky impactó con un 'Pace, pace mio Dio!' impresionante comenzado con embriagadoras frases cincelas por un sabio uso de reguladores.

Cantantes extraordinarios

El 'verismo' de Giordano y de su ‘Andrea Chénier’ dejó claro el feliz momento que viven estas dos voces extraordinarias. El tenor emocionó con su “Come un bel dì di maggio” mientras que la soprano, que ya ha cantado esta obra en el Liceu, volvió a golpear espíritus con una "Mamma morta" brillante. El dúo final de la ópera no pudo tener mejores intérpretes en estos dos cantantes extraordinarios a pesar de alguna inexactitud en las entradas.

El 'verismo' continuó en el programa primero con 'Mamma, quel vino è generoso', el lacrimógeno 'adiós a la madre' de ‘Cavalleria rusticana’ de Mascagni con un Piotr Beczala extrovertido y concentrado que dibujó un Turiddu cargado de intención, y con la magia de Puccini, con una Radvanovsky todo poderío bordando una desesperada 'Sola, perduta, abbandonata' (‘Manon Lescaut’).

La adoración del público

Con las emociones a flor de piel ambos intérpretes continuaron con dos arias de ‘Tosca’ con las que acabaron de ganarse la adoración del público, “E lucevan le stelle” con el fresco, impecable y conmovedor Cavaradossi de Beczala, y un "Vissi d'arte" todo un alarde de control de aire y de expresividad en la voz de Radvanovsky –que también ha sido Tosca en el Liceu– y con el que consiguió la ovación más cálida de la noche. Verdi cerró el programa con el dúo "Teco io sto" de ‘Un ballo in maschera’ con ambos intérpretes arrasando con su entrega.

Camillo Radicke, desde el piano, apoyó con complicidad y devoción a los cantantes, consiguiendo seguridad y momentos mágicos. En las propinas se sucedieron arias de ‘Rusalka’, ‘Halka’, ‘Adriana Lecouvreur’ y ‘Werther’, además del dúo de ‘La viuda alegre’.