CRÍTICA DE CINE

'Enola Holmes': la investigadora es ella

Netflix estrena la adaptación al cine de las aventuras de la hermana pequeña de Sherlock, encarnada por una gran Millie Bobby Brown ('Stranger things')

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Juan Manuel Freire

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El guionista Jack Thorne es un conocido todoterreno, pero hay un área en concreto en la que no parece cansarse de trabajar: la elucubración sobre un cine o una televisión que traten al espectador juvenil como a un ser sensible e inteligente. Tras aciertos como 'Wonder', la serie de 'La materia oscura' y la última versión de 'El jardín secreto', llega su adaptación del primero de los seis libros de Nancy Springer sobre Enola Holmes, es decir, la hermana (mucho más) pequeña que no supimos que Sherlock tenía hasta que nos lo contó Springer.

La encargada de darle vida (en más de un sentido, porque también instigó la adaptación y produce) es Millie Bobby Brown, tan convincente como en su papel de Once en 'Stranger things', pero aquí enfocada en una vertiente más cómica y luminosa. Por si hacía falta decirlo, es una estrella. Una actriz capaz de sostener la mirada sin problemas a Helena Bonham Carter, imponente como una madre desaparecida sin dejar rastro (solo curiosos regalos) tras haber educado a su hija para ser autónoma y fuerte.

Sherlock (Henry Cavill) y Mycroft (Sam Claflin) pretenden dejar a su hermana en un internado, pero ella tiene un plan mejor: irse a Londres en busca de su madre y de su propio camino. Lo que no espera la heroína es tener que resolver el secuestro de un joven noble (Louis Partridge) y, de paso, salvar la causa del sufragio femenino en Inglaterra. Entre detective y marqués saltan chispas al primer encontronazo, pero aquí lo importante no es el chico sino las mujeres.

'Enola Holmes' no es perfecta: no es, digamos, el reverso femenino de 'El secreto de la pirámide', gran historia de un Sherlock Holmes adolescente. Es tan imperfecta pero razonablemente disfrutable como las revisiones del mito a cargo de Guy Ritchie. Los primeros veinte minutos son efervescentes, sobre todo gracias a ingeniosas rupturas de la cuarta pared, algo que puede esperarse de Harry Bradbeer, director de casi toda 'Fleabag'. Cuando entra en juego el marqués con pómulos de hierro, el conjunto pierde fuelle y la tensión narrativa se vuelve intermitente. Llegarán (seguro) aventuras mejores.