POLÉMICA EN LA ÓPERA

El Teatro Real asegura cumplir con la normativa de seguridad

"¿Te imaginas que compras un billete de avión y no viajas porque no hay separación?", se pregunta Gregorio Marañón, responsable del centro lírico

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Tras saltar la noticia de la suspensión de la función del domingo de 'Un ballo in maschera' en el Teatro Real debido a las protestas de los espectadores por no contar con distancia de seguridad en el gallinero, el Teatro Real ha insistido en defender que siempre se cumplió con la normativa vigente, la cual no exige separación entre espectadores siempre que se lleve mascarilla. Así lo ha explicado este lunes en rueda de prensa el presidente de su patronato, Gregorio Marañón, quien adelantó no obstante que estudiarán nuevas vías para complacer a todo el mundo, pero no a los que tienen un "sentimiento subjetivo de la seguridad con la norma". 

"¿Te imaginas que compras un billete de avión y no viajas porque no hay separación?", se ha preguntado Marañón durante la rueda de prensa en la que ha contado que el Real tuvo un aforo del 51%, por debajo de su capacidad actual, fijada en un 65% (aunque el máximo autorizado por la Comunidad de Madrid es del 75%). Marañón ha confesado estar haciendo un "esfuerzo" por entender a los espectadores de la llamada zona 'paraíso', también conocida como gallinero, que el domingo obligaron a cancelar la función a causa se sus sonoras protestas. Eran espectadores que con gritos y palmas se quejaban por la ocupación excesiva del gallinero mientras que en platea sí se respetaba la distancia de seguridad.

Investigación y medidas

La dirección del Real abrió una investigación para averiguar las causas de la protesta del gallinero. Los responsables del teatro quieren tomar las medidas necesarias para que las sucesivas funciones se desarrollen con normalidad. El Real siempre ha mantendio que en todo momento se cumplían "todas las normas vigentes", y que la protesta partió de "un grupo minoritario de espectadores" que no quisieron ser reubicados.  Aunque se ofreció a los espectadores molestos la posibilidad de recolocarlos o devolverles el importe de las entradas, las protestas continuaron hasta obligar a suspender la función. Había 905 localidades ocupadas, un 51,5 por ciento del aforo total de la sala.

Cambio de protocolos

Según señalan los responsables del Teatro Real, el origen de la disconformidad de una parte del público con la distribución de sus localidades se debe a los cambios en el protocolo de seguridad sanitaria de la Comunidad de Madrid. Los de 'Un ballo in maschera' no son los mismos que se aplicaron en las representaciones de 'La traviata' en julio. Ahora, tras los cambios en la normativa sanitaria, no había precintado en las sillas ni era obligatorio dejar dos butacas vacías al lado de otras dos ocupadas.

También, a diferencia de julio, la venta de 'Un ballo in maschera' se hizo de manera libre hasta alcanzar el 65% de la sala permitiendo al público elegir libremente sus localidades en la sala, sin límite por zonas, con la posibilidad de que los espectadores se sentaran en butacas consecutivas -tal como pasa en los transportes públicos- protegidos por su mascarilla y en una sala en que están en silencio escuchando la ópera. Todo estaba dentro de la normativa vigente pero la función se celebraba justo el día antes de poner en marcha un confinamiento selectivo en la comunidad para frenar el avance de contagios por covid-19.