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El director David Ilundáin nos explica los secretos del rodaje de 'Uno para todos'

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Eduardo de Vicente

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Tras destacar en el terreno del cortometraje, el director navarro David Ilundáin dio el salto al largo con B, la película (2015), que era la adaptación cinematográfica de la obra teatral de Jordi Casanovas en la que desgranaba el duelo entre el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz y el extesorero del Partido Popular Luis Bárcenas sobre la financiación ilegal de esta formación. Con su trabajo y el de sus dos excelentes actores (Pedro Casablanc y Manolo Solo) conseguía convertir un texto que podría haber sido pesado y farragoso en casi un thriller que obtuvo un premio Feroz y tres nominaciones a los Goya (una de ellas, la de guion adaptado).

Ahora, el realizador estrena su segunda película, Uno para todos, en un tono muy diferente. David Verdaguer (10.000 km., Estiu 1993) interpreta a Aleix, un profesor suplente contratado para sustituir por unos meses a una maestra embarazada en un pueblo de Aragón. Llevará la clase de sexto donde hay un niño ausente, ya que padece un linfoma. Se interesará por su estado y le ayudará a reintegrarse en el grupo aunque no le resultará fácil. En esta tarea tendrá un papel muy importante una profesora domiciliaria que colabora con él y con la que el novato tendrá mucha química. Pese a lo que pueda parecer no es la típica película sobre la superación de una enfermedad ya que, en el fondo, es una inteligente y original aproximación al tema del acoso escolar explicado de una manera totalmente innovadora y sorprendente. El propio realizador nos cuenta las anécdotas del rodaje de la película.

-El conserje salvador. "Hay una peluca que tiene mucha importancia en una secuencia determinada. Pero, al viajar de una localización a otra, desapareció. Estábamos en un pueblo pequeño y no podíamos encontrar otra fácilmente. Tuvimos que pedir ayuda y nos salvó el conserje del colegio que tenía un grupo de teatro y consiguió una muy parecida a la que necesitábamos".

-El club de los padres. "En los rodajes, los niños tienen que estar sus padres o alguien en quien deleguen porque son menores. Teníamos 18 niños con lo cual teníamos a otras 18 personas que no tenían nada que hacer. Al final habilitamos un espacio de la escuela para ellos y se organizaron. Acabaron haciéndose amigos, montando coreografías, haciendo punto o recetas. Incluso nos hicieron unos bizcochos".

-El actor sorpresa. "Cuando haces castings con niños tienes que tener la mente muy abierta. No puedes ir con la idea de que no encontrarás los que te imaginaste, debes encontrar niños que funcionen y adaptar los personajes a ellos. Se presentó un chico pelirrojo que no cumplía ningún de los requisitos que buscábamos pero era una maravilla y acabó en el reparto".

-Un casting "Hicimos un casting de escuelas de pueblo porque era lo que iba a contar cómo era el ambiente. La primera opción siempre fue Aragón porque allí había un germen de la historia inicial que sucedía allí, en la España vacía. Con el google maps y fuimos visitándolas. Realmente encontrar la de Caspe fue una casualidad porque no era la favorita, pero cuando la vimos in situ nos decidimos. Era inmejorable, desde ella se veía todo el pueblo y fue uno de los grandes aciertos".

-Dos colegios en uno. "Una de las trampas es que hemos rodado en la escuela El compromiso, de Caspe, pero también en la Sant Martí de Arenys de Munt. Teníamos que hacer ver que era solo una y hubo un trabajo muy fino ya que las dos fueron construidas en los años 20 y coincidían en arquitectura y todo".

-Un juego nostálgico. "El primer videojuego que crea el niño es muy parecido al antiguo Space Invaders. Ahora es posible que los niños puedan programar uno y era como un homenaje generacional".

-La noche americana. "La escena en la que todos ven cómo ha quedado el videojuego fue complicada en fotografía, teníamos un problema logístico. Transcurría durante la noche, pero los niños no pueden rodar a esas horas alegremente. Por eso, buena parte de ella está hecha de día. Colocamos una cámara negra enorme en el patio para poder rodarla a las 4 de la tarde".

-La calva del niño. "Como el chico protagonista padece un linfoma teníamos que estudiar cómo rodar escenas en las que estuviera calvo o casi. Fue un proceso complicado, pero lo hablamos mucho con él y con su familia. No les preocupaba si le teníamos que afeitar la cabeza, pero lo intentamos con peluquería y maquillaje y no era suficientemente creíble. Así que tuvimos que teñirle, raparle, también las cejas y le hicimos todo tipo de perrerías. Pero siempre estuvo de acuerdo porque lo más importante era que nos lo creyéramos".

-Frío en verano. "Rodamos en pleno verano y Caspe está pegado a los Monegros, por lo que hacía un calor extremo. Pensábamos que la escena de la lluvia seria un alivio y no le molestaría a nadie rodarla. Pero, como si fuera la ley de Murphy,  cuando decidimos cómo hacerlo teníamos que filmarlo a primera hora de la mañana, a las 6 y media, y acabamos pasando frío".

-Volver a empezar. "La escena que transcurre en el supermercado nació muy al final del guion. Era una secuencia que me encantaba, pero la odiaba porque tenía que volver a hacer castings".

-No me la saco de la cabeza. "Durante la escena de la discoteca pusimos una canción (Ella se vuelve loca) para que bailaran y sonó como unas 25 veces. Después se convirtió en el tema del equipo, porque se nos había quedado enganchada a todos".

-La gran pifia. "La acción de la película transcurre, en algunas escenas, en abril del 2020. Preferimos rodarla adelantándonos en el tiempo. Pero en la realidad, esos días no hubo colegio, estábamos de confinamiento. Nos colamos por listos".

-Final con fuego. "En las fiestas de fin de curso del colegio es habitual en esa zona de Aragón que aparezca un toro de fuego. Es un guiño local y les pedimos que lo hicieran para la película".

-Un estreno oportuno. "Es curioso que, al final, se estrene la semana en que los niños vuelven al cole pero es que todo ha dado muchas vueltas. La primera idea era estrenarla en primavera porque iba a los festivales de Miami y Málaga. Este último festival se pospuso y lo sustituimos por el Sant Jordi de Barcelona, que estuvo muy bien. Luego, volvieron a cerrar los cines y se volvió a aplazar… hasta ahora y creo que le va muy bien, encaja".