Centenario de unas de las voces màs comprometidas del cono Sur

Joan Manuel Serrat, antólogo de lujo de Mario Benedetti

La selección del cantante es uno de los hitos del aniversario del poeta y narrador uruguayo

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Elena Hevia

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Para aquellos que fueron jóvenes en los 70, que se adentraron en el camino de la utopía política y se rebelaron contra las dictaduras, autóctonas y latinoamericanas, Mario Benedetti fue un santo y seña, como pudiera serlo la reproducción del 'Guernika' o la imagen del Che. El autor uruguayo, que murió en Montevideo en el 2011, cumpliría 100 años este lunes. Sus poemas convertidos en canciones fueron himnos de rebeldía, mapas del exilio y del desexilio unido (esto es muy importante en la juventud)  a declaraciones de amor que no llevaban a la cama sino a la justicia social. “Si te quiero es porque sos / mi amor, mi cómplice y todo / y en la calle codo a codo somos mucho más que dos”, clamaba Nacha Guevara con uno de sus poemas más célebres musicados.

A un lado y al otro del Atlántico, muchas noticias trae este lunes el centenario del poeta, pero también del narrador -no hay que olvidar sus cuentos grises y chejovianos y las novelas 'La tregua' y 'Gracias por el fuego'-. Para empezar una  'Antología poética' (Alfaguara) con prólogo de Joan Manuel Serrat  y realizada por él - que admite haberse dejado llevar por su propio gusto a la hora de la selección-, quien en 1985  codo a codo con el poeta construyó el disco 'El sur también existe' coincidiendo con el largo exilio de Benedetti en España. “Mi patria de sustitución”, decía.

Este lunes en el  Instituto Cervantes en Madrid Juan García Montero, uno de los grandes seguidores del poeta, encabeza una lista de participantes entre quienes se incluyen Joaquín Sabina, Marwan, Elvira Sastre, Leiva, Benjamin Prado o Juan Cruz.  Y el sello Alianza publica cinco títulos de su catálogo en versión digital. Mientras tanto Montevideo, el Ballet Nacional del Sodre, dirigido por el español Igor Yebra, ultima los ensayos de un montaje inspirado en  'La tregua', mientras que en la Fundación Mario Benedetti  preparan su correspondencia con Idea Vilariño, maestra de la poesía doliente. El coronavirus, sin embargo, ha obligado a suspender el Congreso que sobre el autor preparaba para octubre la universidad de Alicante, el lugar donde quedaron depositados la biblioteca que el autor tenía en España. 

A Benedetti ser muy popular, practicar una poesía legible y entendible, le ha complicado la posteridad cara a la crítica. Él mismo replicó con orgullo más de una vez en sus poemasesas voces discrepantes: “Siempre me aconsejaron que escribiera distinto / que no sintiera emoción sino ‘pathos’ / que mi cristal no fuera transparente / sino prolijamente esmerilado” . “Una parte de la crítica le trató con menosprecio, se le tachó de ‘simple’, que es una palabra que yo no utilizaría jamás  –explica la presidenta de la Fundación Benedetti, Hortensia Campanella-. La suya es una poesía con varios niveles de comprensión y creo que no son necesarios cursillos especializados para disfrutar de ella. Lo más importante, es que estas críticas no han obstaculizado su objetivo: llegar a la gente”.

Un ego controlado

Pese a la mitificación, o quizá precisamente por ella, Benedetti para aquellos que le conocieron fue un hombre tan sencillo como su poesía. Campanella que acaba de actualizar la biografía que apareció poco antes de su muerte, ‘Un mito discretísimo’ (Alfaguara), da cuenta de su modestia que algunos han calificado de timidez. “Digamos que su ego estaba controlado de una forma natural y no se expandía. Suele recordarse que él mismo cogía el teléfono de su casa o que iba a comprar el periódico personalmente y es cierto. Jamás se ocultó detrás de su fama que era inmensa”.

Toda la obra del autor está surcada por la autobiografía, la del chico de clase media,  el retrato de lo cotidiano y su habla sencilla, sus trabajos como recadero, empleado de una inmobiliaria, táquigrafo y funcionario que alimentarian sus narraciones, pero también piden paso  el exilio, su lucha política, el periodista y el poeta, su amor incondicional a su esposa Luz, compañera durante 60 años , cuya muerte llevó al poeta a abandonar definitivamente Madrid y trasladarse a Montevideo.

Pero si hay una característica que le haya marcado esa es la capacidad de que sus poemas se convirtieran en canciones. Serrat lo dice en su prólogo, "no toda la poesía vale paa ser cantada ni todos los poetas sirven para escribir canciones". Además del Noi del Poble Sec y  la Guevara, la poesía regresó en las voces de Daniel Viglietti, Pablo Milanés o Alfredo Zitarrosa. “A Mario le gustaba colaborar con los músicos y muchas veces transformaba sus poemas y los hacían rimar para adaptarse a la canción”, explica Campanella.  Al poeta le gustaba abrirse paso en otras disciplinas, como el cine, que adoraba. Por eso se prestó a aparecer como viejo marino en  'El lado oscuro del corazón' de Eliseo Subiela recitando  'Corazón coraza' -"porque eres mía / porque no eres mía / porque te miro y muero / si no te miro amor / si no te miro"-. Lo hizo con un guiño a su infancia, cuando estudiaba en el Colegio Alemán. En ese idioma lee el poema que le dedica a una prostituta que le ignora olímpicamente.  Pocas veces le debió de ocurrir. 

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