REGRESO DEL CARISMÁTICO TÁNDEM BARCELONÉS

Maria Arnal i Marcel Bagés estremecen en el Mercat de Vic

El dúo impactó en el teatro L'Atlàntida con el preestreno de cinco canciones de su nuevo álbum, de fuerte base electrónica, en el concierto inaugural de la muestra, que se emitirá el domingo en 'streaming' y por el Canal 33

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Jordi Bianciotto

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Para tiempos cabizbajos, detonación de talento y canciones como relámpagos, que invocan la grandeza del espíritu y nos hacen alzar la mirada buscando la línea del horizonte: las de Maria Arnal i Marcel Bagés, que este jueves abrieron de forma anticipada un 32º Mercat de Música Viva de Vic que será extraño y endemoniado, pero que no renuncia a la más alta expresión del arte. Tremenda sacudida con la sesión de este dúo en crecimiento exponencial, tanto con las canciones de estreno como con el renovado ‘punch’ de las ya conocidas.

El Mercat no podía este año “tirar la toalla”, como indicaron el concejal Titi Roca y el director de la muestra, Marc Lloret, en los parlamentos de apertura. Se dispusieron cuatro cámaras en la sala 2 del teatro L’Atlàntida, sujeta al 50% de aforo, para grabar el concierto, que se emitirá el domingo (22.00 horas) en ‘streaming’ y en el Canal 33. Valdrá la pena conectarse para atender a esta propuesta de altos vuelos, que se pre-estrenó en Vic con los ‘tempos’ ejecutivos un poco patas arriba, efectos de este covid-19 que ha trastocado tantas agendas: el álbum de Arnal y Bagés aún no se ha terminado, su título es desconocido y también su fecha de edición, aunque se espera sea en los próximos meses. Otro adelanto tendrá lugar en el ‘showcase’ (presencial y virtual) del sábado 19 en el Sónar +D CCCB.

Industria y armonía

Pero no hubo señales de apresuramiento en el concierto, que en algo más de una hora recorrió diez canciones, cinco de ellas nuevas. Material que nos mostró a unos Arnal y Bagés apegados a la textura electrónica, con ‘beats’ secos y trazos industriales, en confluencia con celestiales capas de armonías vocales, suministradas en L’Atlàntida (no en el disco) por Marta Torrella y Helena Ros, el dúo Tarta Relena.

El lenguaje sonoro basculó entre la frialdad digital, en tensión subterránea con las dos guitarras eléctricas (la otra la manejó el coproductor, David Soler), la profundidad mágica de las voces (se diría que búlgaras) y el temple diáfano, sustentado en la tradición de la canción popular, de Maria Arnal. Polución del ultramundo, envuelta en electricidad estática, en cohabitación con la pureza vocal y una brizna de folclore en el canto, aun sin llegar al melisma. De ahí salieron las piezas novísimas que rompieron el hielo: ‘Milagro’, con su ‘crescendo’ algodonoso, y ‘Ventura’, montada en un estribillo invasivo con madera de ‘hit’.

El retorno de la Sibil·la

Una vez traspuestos ante semejante bienvenida, Maria Arnal, de blanco virtuoso y descalza, nos confesó su perplejidad existencial y reconoció que los apuros no estaban solo arriba del escenario: “ser público hoy en día es dificilísimo”. Hace cuatro años, el dúo presentaba en el Mercat su segundo epé, ‘Verbena’, recordó. Cómo hemos cambiado. Y procedió a abordar otra pieza de estreno, esta adaptada, nada menos que el ‘Cant de la Sibil·la’, drama litúrgico medieval apocalíptico, hoy legible en clave humanista y ecologista. Mantra monocorde a tres voces en versión reducida a tres minutos (la pieza puede superar los 20), que sintoniza con el tema que parece envolver el álbum: los desafíos en tiempos intranquilos.

La progresión de Arnal y Bagés se manifestó también en los nuevos tratamientos dispensados a sus clásicos: ‘La gent’, arrolladora con su tránsito del quejido al ‘loop’ pos-punk, y la pletórica ‘A la vida’ (Ovidi Montllor), el triunfo del acorde mayor. Y en ‘Canción total’ y ‘Tú que vienes a rondarme’, con más bombo y más presión. Se integraron en un concierto compacto, que en el tramo final reservó otras dos primicias: ‘Tras de ti’, sacando punta a la fonética entre oleadas sintéticas, y ‘Fiera de mí’, la más pop y más suelta del paquete, destinada, deslizó Maria Arnal, a hacernos “bailar el cerebro”, a falta de opciones más físicas. Difícilmente este Mercat podría empezar mejor.