ENTREVISTA
Michel Franco: "A diferencia de Tarantino, yo no uso la violencia para dar placer al espectador"
El cineasta presenta en la Mostra de Venecia 'Nuevo orden', demoledora crítica social ambientada en un escenario distópico
Le han bastado cuatro largometrajes para confirmarse como un cineasta particularmente intrépido y provocador. La nueva película de Michel Franco, ‘Nuevo Orden’, plantea un escenario distópico -un golpe de estado en México provoca el colapso de un sistema político y su sustitución por otro aún más autoritario-, para ofrecer una demoledora crítica social y una lección sobre cómo mantener al espectador con las uñas clavadas en la butaca. Este jueves la ha presentado a competición en la Mostra de Venecia.
¿Es consciente de que su película logra dejar al espectador hecho polvo?
Sí. La he concebido como una grito de alarma: si las desigualdades sociales y económicas siguen creciendo llegarán a ser insostenibles y, a menos que las prevengamos de forma cívica, estamos abocados al caos. Por supuesto, en el pasado ha habido gobiernos corruptos que han respondido a las protestas con brutalidad dictatorial, y es un gran error pensar que ese tipo de cosas no van a volver a suceder. En realidad, la pandemia ha hecho que lo que sucede en la película resulte aún más realista.
De hecho, hay quienes opinan que el virus es un invento a través del que se trata de imponer un nuevo orden.
Evidentemente el virus está ahí, y si no lleváramos la mascarilla e hiciéramos todo lo que se está haciendo estaríamos hablando de muchos millones de muertos. Pero es indudable que hay gobiernos que están aprovechando el miedo de la gente para fomentar el desprecio al prójimo y militarizarse, y que las brechas se están agrandando.
"Con la pandemia hay gobiernos que están aprovechando el miedo de la gente para fomentar el desprecio al prójimo y militarizarse"
La revolución que su película escenifica está despojada de ideología o de proyecto social, ¿por qué?
Porque pensar en revoluciones utópicas es una ingenuidad. La gente se está hartando, y punto. Los chalecos amarillos, por poner un ejemplo reciente, eran una mezcolanza de ideologías políticas y clases sociales, y nunca quedó claro qué tenían en mente además de una gran insatisfacción y ganas de romper cosas. Dejemos de cerrar los ojos, como hacen en mi país. En México los ricos se rodean de gente armada y creen que así se arreglan las cosas. Ese es el grado de estupidez.
El último plano de la película es una bandera mexicana...
En mi país el clasismo y el racismo son brutales, y eso hace que me avergüence muchísimo de ser mexicano. Cierto, en Europa la xenofobia es un problema gravísimo, y los gobiernos de derechas estimulan el miedo a los migrantes para acumular votantes. Pero si la hubiera ambientado en un lugar imaginario, como Buñuel hizo en ‘El discreto encanto de la burguesía’, la película habría perdido mucha de su fuerza. Como cineasta, siento que debo ser específico y retratar la violencia con realismo.
¿En algún momento temió ir demasiado lejos a la hora de retratarla?
No, porque cualquier película que intente tratar con seriedad el tema que ‘Nuevo orden’ trata debe incluir violencia. Y ningún espectador disfrutará viendo la violencia que aparece en mi película. A diferencia de Tarantino, yo no la uso para dar placer al espectador; lo que él hace me parece una irresponsabilidad tremenda.
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