CITA EN MÁLAGA

Los Max premian 'Jauría', denuncia teatral del caso de 'La Manada'

Las artes escénicas viven una gala atípica, marcada por la pandemia, y coronan la obra de Jordi Casanovas como mejor espectáculo

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Elena Hevia

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Los premios Max, que en esta edicion, la XXIII, ha acogido este lunes el Teatro Cervantes de Málaga, se han visto un tanto mermados del calor del público distanciado entre sí y con aforo reducido pero no del carácter reivindicativo que los tiempos coronavíricos prometían. No en vano el lema elegido era 'El arte de escuchar' y estaba dirigido, como señalaron Antonio Onetti, presidente de la SGAE, y Rubén Gutiérrez del Castillo, presidente de la Fundación SGAE, que codo a codo recordaron al ministro José Manuel Rodríguez Uribes que la cultura suma el 3% del producto interior bruto y que en estos tiempos, «cuando la gente puede coger un avión, un tren y un autobús sin distancia de seguridad», se penaliza al teatro, el cine y las salas de conciertos que «son seguras».

Respecto a los premios hubo sorpresas ya que la gala escoró hacia la creación catalana con el galardón a Jordi Casanovas por '<strong>Jauría</strong>', producida por Teatro Kamikaze, que se llevó el de mejor espectáculo de teatro y el de mejor adaptación con una entrega un tanto deslucida por la ausencia del autor y director, que dedicó el galardón, a través de una carta, a la víctima de 'La manada', porque el montaje recrea ese caso de violación en grupo. «Ojalá nunca hubiéramos tenido que llevar a escena esta obra». 

Fue también el triunfo del teatro-documento que hoy es posiblemente la gran tendencia escénica. Tendencia en la que también se incluye <strong>'Shock (el cóndor y el puma)', de Andrés Lima,</strong> que partía como favorita y que se llevó la mejor dirección de escena y mejor diseño de espacio escénico. También acento catalán tuvo el premio a la mejor autoría teatral al valenciano Rudolf Sirera, que firmó junto a su hermano Josep Lluís, fallecido en el 2015, la obra 'Dinamarca', imaginada al alimón.

Veteranos al poder

Respecto a los mejores actores fue la veteranía la que se llevó el gato al agua. Una Veronica Forqué –presentada por María Barranco, que tuvo un recuerdo para Rosa María Sardà–,  recogió la manzana de Brossa por su trabajo en 'Las cosas que sé que son de verdad' proclamando «Viva la República».  El otro, Lluís Homar, que ha paseado 'La neta del senyor Lihn' tanto en catalán como en castellano, tuvo un recuerdo para los refugiados, como el abuelo titular de la obra. El montaje' Gran bolero', coproducción de los Teatros del Canal y el Lliure, se alzó como mejor espectáculo de danza.

Siendo Málaga la localización de estos premios, la entrega de la medalla de honor de la SGAE a Antonio Banderas tuvo una significación añadida. «Lo peor que te puede pasar si te compras un teatro [en este caso, el Teatro del Soho Caixabank] es que venga una pandemia, pero este es el proyecto de mi vida», explicó el actor, aunque el 'A chorus line' con el que abrió las puertas de su proyecto se fuera de vacío.

Sin embargo, fue otro veterano, el bailarín y coreógrafo Nacho Duato, que con el Max de Honor se llevó las ovaciones. Simpático y exultante, a sus 63 años se marcó incluso unos pasos de baile y anunció que su carrera no está terminada. «Todavía tengo que hacer otra vez todo lo que hecho».