ACTRIZ EN ALZA

Intensa Natalia de Molina

La intérprete es la protagonista de 'Las niñas', la película que triunfó en el Festival de Cine de Málaga

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Beatriz Martínez

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Natalia de Molina nació a principios de la década de los noventa, precisamente la época en la que se ubica la ópera prima de Pilar Palomero ‘Las niñas’, que acaba de ganar la Biznaga de Oro en el Festival de Málaga y que se ha estrenado en cines esta misma semana. Sin embargo, aunque su etapa de formación infantil transcurriera un poco más adelante, en los dos mil, cuando leyó el guion la actriz se sintió muy identificada con buena parte de las situaciones que plasmaba, sobre todo con todo aquello que tenía que ver con la herencia represiva que continúa marcando a las mujeres en nuestro tiempo, ya sea a través de la educación o de la presión social retrógrada y machista que ha perpetuado muchos estigmas.

En ‘Las niñas’, Natalia interpreta a una jovencísima madre soltera que fue repudiada de su entorno familiar y tuvo que abandonar su pueblo para mantener ella sola a su hija Celia. Ese sentimiento de soledad y exclusión, la marcará para siempre, y de alguna manera, esa tristeza se la transmitirá a su hija preadolescente que empieza a abrir su mirada al mundo.

“La culpa se traspasa, es como una herencia maldita, porque vivimos en un país donde la religión sigue teniendo mucho peso. Pero no es solo cuestión de legado, también se aprende en las escuelas, en la propia sociedad”, cuenta Natalia de Molina a El Periódico durante la promoción de la película. “Para mí era muy importante saber cómo fue de niña mi personaje, cómo se crio, bajo qué criterios y el trauma que tuvo que pasar al quedarse embarazada y que todo el mundo la rechazaran. Toda esa vergüenza se queda ahí y aunque tú no quieras, te condiciona a ti a los que te rodean”.

Mensajes contradictorios

La actriz, que es una gran apasionada del cine, había visto muchas películas sobre niñas que pasan a la adolescencia, pero asegura que nunca de la manera como la cuenta Pilar Palomero. “Me sentí muy identificada, era como si plasmara cosas que yo había sentido. Todos esos mensajes contradictorios con los que creces y de qué manera muchos detalles que parecen insignificantes en su momento pueden marcarte en tu etapa adulta”.

De Molina se centró en investigar la figura de la madre soltera en una época muy oscura, que tiene que inventarse una nueva vida para poder entrar dentro de lo socialmente establecido, en ese mundo de apariencias que no es más que una fachada de hipocresía. Intenta proteger a su hija, pero en el fondo, no le está contando la verdad. “Me parecía interesante reflexionar de qué manera a veces las mentiras que se usan para proteger terminan haciendo mucho daño”.

La película comienza con unas niñas cantando en un coro. A Celia solo le dejan vocalizar sin emitir sonido, muda. Ese algo que también estará presente en la relación con su madre: la incomunicación, la imposibilidad de expresar con palabras lo que ambas sienten. “Para mí el gran tema de la película es el silencio. Creo que está retratado de una manera magistral, no solo a través de las metáforas que plantea, sino por la estrecha vinculación que tiene con el género femenino. Hemos crecido con eso de que ‘calladita estás más guapa’ y ahora gracias al movimiento feminista podemos gritar, hablar y decir lo que pensamos después de siglos en los que hemos estado silenciadas”, continúa Natalia, una actriz que siempre se ha mostrado comprometida no solo en sus papeles, sino también en su vida cotidiana. “Las nuevas generaciones tienen la necesidad de romper con todos esos tabúes que han heredado de sus madres o sus abuelas y que se remontan muy atrás”.

Premios y riesgos

Natalia de Molina ni siquiera ha alcanzado los 30 años y hace ya mucho tiempo que no tiene que demostrar que es una de las mejores y más versátiles actrices del cine español. Atesora muchos premios, entre ellos dos Goya, pero lo importante es que siempre está arriesgando en sus papeles, nunca se queda en la zona de confort. Prueba nuevos registros, nuevos géneros. No importa que sea un papel grande o pequeño si le puede sacar partido. En el caso de ‘Las niñas’, se convirtió desde el principio en la madrina del proyecto, según contó la propia Pilar Palomero. 

Es la tercera vez, tras ‘Techo y comida’ y ‘Adiós’ que encarna a una madre que ha de soportar el peso de las desgracias, ya sean económicas, morales o relacionadas con la pérdida. “La maternidad (y la no maternidad)es un gran tema para las mujeres. Supongo que el hecho de que mi madre sea tan importante para mí, así como que todas mis hermanas tengan hijos, me ha llevado de forma inconsciente a bucear en torno a este tema”.