CRÍTICA DE LIBROS

'Las malas': orgullo y prejuicio

Camila Sosa Villaba construye un texto autobiográfico 'trans' sin remilgos sobre sus años salvajes

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Ricardo Baixeras

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Tamizar la propia existencia bajo el flujo y reflujo de una escritura autobiográfica es una apuesta arriesgada. Camila Sosa Villada (Córdoba, Argentina, 1982), que fue por momentos Cristian Omar ha querido dejar testimonio de cuando su vida corría desbocada hacia la orfandad del sexo, la violencia y la soledad desmedida e infinita del “cuerpo de los travestis [que] toma prestado del infierno la sustancia de su hechizo.”Y del envite ha salido airosa. Porque el libro es tanto una novela de ese tiempo airado como un sentido homenaje al mundo invisible del colectivo 'trans', que son los que se van “de todos los lugares. Eso es ser travesti.”

Para quien vivió ese universo de miedo, esta novela parece el desquite en forma de carta al padre que en su infancia le había pronosticado lo peor: la llamada a la puerta de la casa familiar para comunicarle que habían encontrado en una zanja olvidada al hijo-hija muerto-muerta. Pero no: vive. Y ella y sus compañeras de noche son “yermas, agrias, secas, malas, ruines, solas, ladinas, brujas, infértiles cuerpos de tierra”. El lector sigue de cerca a una protagonista reforzadaen una “complicidad de huérfanas” a las que a todas acoge la figura imponente de la Tía Encarna, la mamá de 178 años que las cuida después de que hayan hecho la ronda salvaje por el Parque Sarmiento.

'Las malas' es un texto sin remilgos sobre unos años universitarios que no le dieron tregua a la autora y configurado desde una suerte de épica nocturnadel infortuniopergeñada sobre el valor imperecedero de la resistencia de un vivir a la sombray que destila orgullo de haber vivido en una sociedad antigua que sólo sabe leer la realidad de un determinado modo.