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La Casa Seat expone una colección de maquinitas inspiradas en García Lorca

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Eduardo de Vicente

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La obra de Federico García Lorca se caracteriza por la belleza de las imágenes de sus poemas y el dramatismo de sus piezas teatrales. Pero hay un elemento en el que no se suele reparar, el lúdico. Y es que al escritor le gustaba jugar con las palabras, con las emociones, con sus personajes. Quizás por eso, el actor y creador escénico Álex Peña ha querido rendirle homenaje con una originalísima exposición tan divertida como juguetona.

Se trata de Recreativos Federico, en la que utiliza siete maquinitas distintas de aquellas a las que podíamos jugar en los salones de entretenimiento modificadas para convertirlas en lorquianas, cada una de ellas acompañada por la correspondiente botella de gel para que la experiencia sea segura. Esta muestra puede verse gratuitamente (solo hasta este sábado, hay que darse prisa) en la novísima Casa Seat, situada en la confluencia del paseo de Gràcia y la Diagonal, en el lugar donde estaba situado el Deustche Bank, ahora totalmente renovado.

Con esta instalación, el artista pretende reflexionar sobre la mercantilización que se ha hecho del legado de Lorca pero, en vez de optar por la denuncia (que también lo hace), ha preferido darle un toque de humor e ironía. Las máquinas están repartidas por el edificio mezcladas con los últimos modelos de coches, motos y patinetes eléctricos de esta marca mientras observas como los vendedores intentan vender las bondades de estos vehículos a los posibles clientes. Y es que el edificio, más allá de su vocación comercial intenta convertirse en un espacio cultural abierto a todos, un punto de encuentro con varios alicientes más.

Un futbolín y un gancho infalible

Empezamos el recorrido por la planta baja donde podemos jugar a un futbolín muy especial. Y es que las habituales figuras de futbolistas han sido sustituidas por unos muñecos ataviados de época que representan a Don Perlimplín y Belisa, como ya nos advierten en los laterales: Amor de Don Perlimplín con Belisa en el futbolín (en vez de en el jardín, como el original). El verde es el color predominante y tiene sonidos y música. Cuando ella consigue marcar un gol se escuchan aplausos y cuando lo hace él, un grito a lo Cristiano Ronaldo. Como no hay que pagar estaremos un rato jugando con los amigos aunque no hay que acaparar, si viene alguien mejor que cedamos el turno.

Un poco más adelante hallaremos La grúa de Bernarda Alba. Consiste en el típico juego del gancho, sí, aquel en el que siempre se te escurre el premio cuando estás a punto de conseguirlo. Es de color azul y cuesta 3 euros pero tiene una particularidad, siempre toca y hay premio seguro, pero no es ni un pito ni una pelota, sino un recuerdo de alguno de los personajes de la obra. Si afinamos la puntería podremos escoger entre la peineta de Adela, el perfume de Pepe el Romano, un rosario o el abanico de Bernarda firmado por los personajes. Un regalo sorprendente y muy original.

Sangre y preservativos

Descendemos a la planta inferior donde se encuentran tres instalaciones más. En primer lugar nos detenemos en Bolas de sangre, un dispensador como los que se emplean para los obsequios infantiles envueltos en bolas de plástico, pero este no es para niños. Deberemos depositar un euro y obtendremos a cambio una bola con una bolsa de sangre del novio o la más especial, la de Leonardo, el amante de la protagonista. Al introducir la moneda y girar la palanca, la sobrina de Lorca, Laura, nos recitará unos versos. Lógicamente, el color predominante es el rojo.

Al fondo encontraremos la torre Eiffel, en lila y gris, que representa Yerma la nuit. Según cuenta Peña, ha especulado con la posibilidad de que la protagonista, tras matar a su marido, se haya ido a París para vivir la vida loca. Por eso, a cambio de un euro, nos regalará… un preservativo exclusivo. En el lateral se menciona una frase de la obra “Quisiera ser en aquel instante como una montaña de fuego” y, paralelamente, en esta atracción suena la voz de la cantaora Rocío Márquez.

La máquina de cambio y las ilustraciones

Como hemos comprobado hay que tener algunas monedas para disfrutar de estos recreativos. Si carecemos de ellas, no hay problema porque la siguiente máquina nos dará cambio. Se trata de Así que pasen cinco euros (en referencia a su obra Así que pasen cinco años) presidida por una imagen de Federico y un ejemplo más de, como explica Álex Peña, "cuando el legado artístico se convierte en un souvenir, la literatura dramática se torna en juego". Allí, mientras suena la música de Fiera, Lorca nos dará cambio de billetes de 5, 10 ó 20 euros.

A la izquierda encontraremos también una serie de seis ilustraciones creadas por artistas como Jordi Labanda, Flavita Banana o Laura Serrano en las que interpretan el universo lorquiano. Una vez finalizada nuestra estancia en este espacio deberemos subir a la planta superior. Hay dos opciones, las escaleras mecánicas transparentes o nuestra preferida, un ascensor futurista que parece salido de una película de ciencia ficción.

Golpe al machismo y el marcianito Dalí

En este último espacio veremos la irónica Las sin sombrero. Es el clásico juego de atrapar a los topos cuando salen a la luz. Pero tiene una particularidad, lo que aparece son las figuras de las mujeres artistas olvidadas de la generación del 27 como María Zambrano, Rosa Chacel o Concha Méndez. Nuestro perverso propósito consistirá en impedir que saquen la cabeza. Tenemos 65 segundos para conseguirlo y hay un contador de las mujeres que conseguiremos invisibilizar. Puede parecer machista, pero la intención es justo la contraria, denunciar su olvido.

Para acabar jugaremos a los marcianitos con Cadaqués Invaders, el clásico arcade de Space Invaders pero con sus variaciones. En la parte inferior encontraremos la figura de Lorca (con el que jugaremos) que lanza castañuelas hacia arriba para acabar con Dalí quien, a su vez, le lanza moscas desde su bigote. El poeta está protegido por las murallas que el pintor va derribando poco a poco. ¿Quién vencerá? Si conseguimos superar la prueba entraremos en una segunda fase pero, ¡ojo! Gala está acechando en lo alto montada en un huevo. Genial.

Otras actividades y la restauración

Pero aquí no acaba el homenaje, ya que en este mismo edificio han montado una biblioteca lorquiana en la que regalan (sí, son gratuitos) cada día un libro diferente de este autor. Podemos llevárnoslos a casa, que nadie nos lo reprochará. También tenemos la opción de escuchar un podcast donde la directora de escena Pepa Gamboa ha resumido seis de sus mejores obras (disponible en estos enlaces de Spotify e Ivoox) y ver un vídeo que ha grabado para la ocasión la actriz Clara Segura donde dramatiza un fragmento de Bodas de sangre.

La Casa Seat también tiene un espacio de restauración donde famosos chefs como Nando Jubany, Hideki Matsuhisa o Carles Gaig han diseñado un menú degustación gourmet compuesto por ocho platos al ajustado precio de 30 euros. Allí podemos optar por una sopa de miso, una ensalada, una selección de niguiris y makis, mongetes verdes de Tarragona con pollo o raviolis de ricota y espinacas, pero estos días se añade un postre muy especial, Agosto, creado por Christian Escribá e inspirado en el poema homónimo de Federico. Puede ser un estupendo colofón a una mañana (o tarde) lúdica, pero también educativa y en la que habremos aprendido, casi sin querer, más de lo que esperábamos de Lorca, un gran poeta que ahora no está en Nueva York, sino en la Diagonal.