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El Teatre Gaudí estrena un tenso drama sobre las huellas del acoso escolar

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Eduardo de Vicente

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El acoso escolar es uno de los problemas que más han traumatizado desde hace mucho tiempo a los niños y jóvenes pero, desgraciadamente, antes no se la daba demasiada importancia. Ahora se le ha puesto un nombre, bullying, y parece que empieza a lucharse contra él, pero eso no evita que muchas generaciones hayan sufrido sus consecuencias que han arrastrado durante toda su vida. Este es el tema principal de Here comes your man (Aquí ve el teu home)una obra dura, contundente, sincera y honesta, escrita y codirigida (con Raül Tortosa) por el actor Jordi Cadellans que se sigue con el corazón en un puño y que aborda el tema desde la perspectiva homosexual.

Al llegar al Teatre Gaudí nos advierten que deberemos llevar la mascarilla puesta y nos ofrecen gel hidroalcóholico, así como siempre hay separación de butacas entre grupos de espectadores. Como no nos cansaremos de repetir, la cultura no deja de demostrarnos cada día que es segura. El escenario es muy sobrio, con predominio del negro y del gris y podemos ver dos camas, varias sillas, un baúl, un lavatorio, una estructura metálica y el marco de un espejo, todos ellos sobre una alfombra blanca mientras del techo cuelga una red y unas bombillas. Nos encontramos en una antigua casa de colonias.

Reencuentro en una casa de colonias

La modesta habitación será compartida por dos hombres que fueron compañeros de clase y que han vuelto a reunirse con sus antiguos colegas de estudios para celebrar la jubilación del religioso director de la escuela. Torres (Sergi Cervera) era el popular, el futbolista habilidoso admirado por todos que ahora es consultor de empresas, mientras que Morales (Marc Ribera) era el rarito, al que no dejaban jugar y al que reprochaban sus modos afeminados pero ahora es famoso ya que interpreta a un mosso de esquadra en una popular serie televisiva. Su reencuentro es algo tenso con risas forzadas.

Ya por la noche, tienen un encontronazo tras el cual Morales se confiesa y le explica que el mejor amigo de Torres, Gonza, estuvo varios años acosándole, primero con insultos y luego con violencia física y que ni sus propios padres supieron reaccionar como debían para evitarle esa tortura diaria. Debaten sobre el concepto de masculinidad, sobre las prácticas homosexuales, sobre la necesidad de etiquetar la sexualidad... Más adelante, el alcohol y la marihuana harán que, en las siguientes escenas, la discusión suba de tono. Todo estallará en la parte final donde irán saliendo a la luz todo tipo de secretos, situaciones inesperadas y giros argumentales que mantienen al espectador en vilo. Al final, el público, casi todo en pie, despide a los actores con una merecida ovación mientras suena el Here comes your man de los Pixies.

Una denuncia con un gran trabajo actoral

Es un drama de denuncia, por supuesto, pero permite algunas carcajadas irónicas del público frente a las reacciones ridículas de machirulo de Torres cuando escucha algunas revelaciones de su compañero y la última media hora casi podríamos considerarla un thriller Todo ello servido por un texto muy bien escrito en el que no sobra ni falta ni una palabra y aborda los diversos temas con la inteligencia y profundidad necesarias sin evitar las aristas. Sencillamente redondo.

Capítulo aparte merecen los actores, ambos brutales, dejándose la piel en el escenario, compenetrados y equilibrados los dos en sus respectivos personajes. Un ejemplo de entrega total que nos recuerda por qué amamos el teatro en vivo, lo mucho que nos llega a transmitir… Sus interpretaciones son muy naturales, frescas, se pisan las frases y se interrumpen como en la vida diaria. Marc Ribera conmueve continuamente con su voz entrecortada y sus movimientos nerviosos ejemplificando la vulnerabilidad de Morales. Sergi Cervera mantiene ese tono de aparente seguridad que esconde muchas debilidades y pasa también por un amplio espectro de emociones. Realmente te llegas a creer que estás espiando por el ojo de la cerradura cómo se cantan las verdades al desnudo. Impresionante.

Una obra para reflexionar

Tras verla nadie puede dudar de la impotencia y la frustración que provocan en una persona una serie de ataques similares, no lo circunscribamos tan solo al aspecto sexual, hay muchos más tipos de bullying como el racial o el social y todos resultan igualmente dolorosos. Y da que pensar. ¿Realmente estamos haciendo todo lo que podemos para evitarlo? ¿Las escuelas están trabajando en ese sentido? ¿Estamos educando a nuestros hijos para que no se conviertan en acosadores o acosados? Muchas preguntas cuya respuesta está en el aire, pero que esta obra, valiente y necesaria se encarga de poner sobre la mesa para que tomemos cartas en el asunto y que nadie jamás vuelva a sentirse así. Nunca más.